La crisis le está ganando a los niños con cáncer

La crisis le está ganando a los niños con cáncer

HospitalesVzla980

“Quiero que vuelva al colegio, que juegue con sus amiguitos porque ese es su sueño”, con la voz entrecortada le pedía al cielo Melsy Rodríguez, el pasado 23 de febrero, de 2015, al pedir medicamentos y donantes de sangre para su hijo. Así lo reseña versionfinal.com.ve / Aisley Moscote Jiménez

A ese mismo cielo se aferra hoy, preguntándole por qué a su bebé, por qué a su pequeño príncipe, Santiago. El cáncer también se lo llevó el jueves a las 10:00 de la noche. El cáncer no espera.





Esa premisa es tan real como la Leucemia Linfoblastica Aguda (LLA), como los 300 niños diagnosticados con alguna patología cancerígena, en el Hospital de Especialidades Pediátricas de Maracaibo, como la escasez constante de medicamentos.

El cáncer se está llevando a los más pequeños. Era octubre de 2014 cuando a Santiago le diagnosticaron LLA, desde entonces fue una lucha, especialmente con los medicamentos. En su cuenta en la red social Instagram (@porsanti) sus familiares, quienes escribían por el pequeño, hacían peticiones desde donantes de sangre, hasta vitaminas y las quimios.

Santiago siempre fue fuerte y soñador, en sus imágenes se mostraba risueño, a pesar de la situación económica por la que atravesaba el país y lo costoso que se le hacía todo a su familia.

Su padre Jean Carlos Riera tuvo que dejar su trabajo para unirse en familia en esta lucha contra el cáncer, mientras que su madre Melsy se quedaba aferrada a él para que nada le faltara. Siempre hubo ganas, ¿Faltó ayuda, tiempo, dinero?

A mediados de febrero, de este año a Santiago le detectan un hongo en su boca. Un antibiótico y otros medicamentos faltaban, esto le trancó la batalla al pequeño.

Su padre viajó a Colombia, buscó en cualquier punto del mercado negro, logró algunos, pero no el esencial, Santiago no recibía quimios, y solo la solidaridad que lo había acompañado desde el principio de esta batalla le ayudó a encontrar el antibiótico, pero la enfermedad se agravaba; Santiago recayó.

Manuel Barreto, padre de Cristhian, niño diagnosticado con cáncer también, contó que en la lucha, sus padres habían dado todo de él. Santiago era un guerrero, pero “sí, la crisis del país agravó todo, las quimios no se conseguían, el Ara-C no aparecía, y las recaídas son fatales, esto no es un juego”.

No jugaron, a Santiago el cáncer le ganó la batalla, como a la pequeña Isabela, y a Oliver.

Un presentimiento natural

Ser padre en estas circunstancias es ser fuerza y motor. Jean Carlos lo fue, pasó cinco días sabiendo que su hijo en cualquier momento se iría, los médicos le dijeron que no pasaba del domingo.

Se lo guardó, no le contó a nadie, y en silencio solo fue capaz de pedirle a Dios.

“Le dije: si vos no me lo vais a salvar, llévatelo, porque para verlo sufrir así, es más difícil para mí y su mamá”. En la habitación 319 del Hospital de Especialidades Pediátricas, se apagó la luz de Santiago.

Su padre contó que las células cancerígenas se habían alojado en los vasos y el riñón, estaba hinchado, no hacia sus necesidades, retenía líquido, “movía la cabeza y lloraba y verlo así era más difícil”, recordó con lágrimas en el entierro de su pequeño.

Una caravana de 20 carros y un autobús fueron hasta el cementerio Jardines La Chinita a despedir a Santiago; el dolor familiar se desbordaba en el lugar donde los más pequeños elevaron sus bendiciones al cielo en forma de globos.

“El guerrero se fue al cielo”, repetían en coro celestial. “Ayuden a los que están en recaída, no alarguen la espera porque una recaída es fuerte, quieren que esperemos cinco meses, y, mientras, qué están esperan, que el niño fallezca”, expresó con valor y lágrimas su padre.

Las respuestas del por qué se fue, o por qué Santiago, sus padres se las harán por muchos años, pero desde ahora, el papá se pregunta “por qué a Santiago no me lo trasplantaron cuando estaba al cero por ciento, que duró así unos cuatro meses y nada; ese era la oportunidad de mi hijo, los doctores no dijeron nada, se quedaron callados, ellos como oncólogos, porque uno estaba en su ignorancia, me tenía que decir ustedes se tienen que mover así porque su hijo puede recaer, pero como no era familiar de ellos”.