El misterio continúa. Casi 400 personas entre militares, civiles y voluntarios, equipados con helicópteros, naves, y embarcaciones, llevan desde el pasado viernes peinando una zona de casi 900 millas cuadradas en busca del avión bimotor en el que junto a otros tres italianos viajaba Vittorio Missoni, hijo del famoso estilista Ottavio Missoni, fundador de la firma de modas del mismo nombre, publica El Mundo de España.
Irene Hdez. Velasco (corresponsal) | Roma
El aparato desapareció en pleno vuelo en la zona de Los Roques, en Venezuela. Y, por ahora, sigue sin haber rastro de él ni de sus ocupantes. Las esperanzas de poder encontrar con vida a Vittorio Missoni o a alguno de sus compañeros de viaje se diluyen a medida que pasan las horas.
Pero la familia Missoni, famosa por sus creaciones de punto y sus diseños de inspiración pop-art, se niega a tirar la toalla. De hecho, el propio Luca Missoni, hermano menor de Vittorio Missoni y piloto profesional, se ha desplazado hasta Venezuela para colaborar en las tareas de rastreo del avión y de sus ocupantes. Está previsto que la búsqueda se prolongue durante ocho días y, si es necesario, durante más tiempo, según ha recalcado Paolo Serpi, el embajador italiano en Caracas.
“Por el momento no hay novedades, pero mantenemos la esperanza y confiamos en el trabajo de las autoridades: no nos rendimos”, sentenciaba ayer Angela Missoni, hermana de Vittorio. “Esperamos que sea un secuestro. Lo esperamos, lo esperamos, lo esperamos”, declaraba, con indisimulada desesperación, Ottavio Missoni, el patriarca del grupo del mismo nombre y padre de Vittorio, Angela e Luca.
El avión se adentró en una nube
La familia se agarra como clavo ardiendo a la posibilidad de que el aparato fuera obligado a desviarse de su ruta para exigir un rescate a cambio de la liberación de sus ocupantes o la liberación de algunos presos políticos.
Sin embargo, en las últimas horas se está abriendo paso la hipótesis de que el avión, al frente del cual iba el piloto de 72 años Germán Marchal hubiera podido verse golpeado por un rayo en pleno vuelo. Una posibilidad que ya avanzó un piloto que vio al bimotor adentrarse en una nube: “Puede que lo haya golpeado un rayo, en esos cúmulos a veces se desencadena una tensión eléctrica tan fuerte como para destruir un avión en pocos segundos”.
“Yo mismo he visto los rayos, había una tormenta”, sostiene Giuseppe Scalvenzi, quien junto con su mujer estuvo a punto de subir al avión maldito, pero al final decidieron quedarse en tierra para disfrutar de algunas horas más de sol y de playa.
Sin embargo, la hermana de Giuseppi Scalvenzi, Elda, y su marido Guido Foresti sí que embarcaron en el bimotor, junto con sus amigos Vittorio Missoni y la compañera de éste, Maurizia. La última foto de Vittorio Missoni y sus tres compañeros de viaje, riendo y abrazados, antes de que despegara el avión, la hizo el propio Giuseppe Scalvenzi.