Australia combatía este martes los incendios forestales en Nueva Gales del Sur, alimentados por la canícula y los fuertes vientos, bajo condiciones de “catástrofe” que amenazaban a las viviendas y obligaban a evacuaciones, aunque hasta la fecha no se han encontrado muertos.
Más de 130 incendios ardían en todo el Estado de Nueva Gales del Sur, el más poblado del país, 40 de ellos totalmente descontrolados, declaró el comisionado del Servicio de Incendios Rurales Shane Fitzsimmons a la prensa en Sídney.
“No hay condiciones peores que éstas, estamos al nivel de catástrofe”, dijo.
El nivel de “catástrofe”, introducido luego de los incendios del Sábado Negro de 2009 en el Estado de Victoria, que costaron la vida a 173 personas, significa que los siniestros serán incontrolables, impredecibles y avanzarán rápidamente, de modo que la única alternativa es la evacuación de los habitantes.
Nueva Gales del Sur enfrenta una de las etapas de incendios más peligrosa de su historia. Las llamas son avivadas por fuertes vientos y temperaturas que llegan a 45 grados Celsius (113 grados Fahrenheit) en algunos sectores del Estado.
Aunque no se señalaron muertos, los responsables siguen en estado de alerta, sobre todo en las regiones de Shoalhaven, Illawarra y Southern Ranges, al sur de Sídney, áreas muy populares de vacaciones.
Joanna Gash, alcaldesa de Shoalhaven, afirmó que “la situación no es buena” y que la zona es “un polvorín”, en declaraciones al canal de televisión Sky News.
“Un incendio catastrófico es el que no se puede combatir. Todo lo que se puede hacer es llevar a la gente a un lugar seguro”, explicó.
También en Nueva Gales del Sur, las autoridades advirtieron que un fuego de césped descontrolado estaba invadiendo a las propiedades en Brogo, a unos 160 km al sur de Canberra, la capital nacional.
Gran parte del sur de Australia sufre una ola de calor veraniego y se ha instaurado una prohibición total de encender fuego en toda Nueva Gales del Sur. Todos los parques nacionales fueron cerrados y las temperaturas llegan a 42 grados en Sídney y a 45 grados en el oeste del Estado.
También se registraban condiciones extremas en Victoria el martes, con un incendio fuera de control en la ciudad de Kentbruck, en el sudoeste del Estado, mientras 400 bomberos luchaban para evitar que amenazara a las comunidades rurales.
Las llamas también destruyeron más de 100 casas en Tasmania durante el fin de semana pasado, y unos 40 siniestros continuaban ardiendo a través de esta isla del sur, pero las autoridades pensaban que la amenaza inmediata a las viviendas había pasado.
La policía de Tasmania, que el martes continuaban registrando las propiedades quemadas, dijo que hasta ese momento no se habían encontrado cadáveres.
Las primeras informaciones habían indicado hasta 100 desaparecidos, pero la policía dijo que hubo mucha confusión debido a los desplazamientos durante la crisis y que sólo había “un puñado” de gente que estaba tratando de localizar rápidamente.
AFP