El concepto de estrés deriva del griego stringere, que significa provocar tensión. El mismo lleva a los especialistas a determinar si la etiología de la palabra corresponde a la realidad es decir un estado desadaptativo que provoca desajustes agudos o crónicos en todos los niveles vivenciales. En el 7º Congreso Mundial sobre Estrés, realizado en agosto de 2010, la Sociedad Internacional para la investigación del Stress (ISIS) aplicó el significado a: un estímulo que supera las capacidades fisiológicas de respuesta, dado su carácter de imprevisibilidad o incontrolabilidad.
El objetivo del estrés es generar conductas adaptativas que permitan mantener la homeodinamia, es decir una serie de desajustes previsibles y mínimos que logren un rango de equilibrio, de tal manera esta reacción intenta restablecer parámetros de normalidad; por lo cual algunos autores lo llaman eutrés.
Las reacciones son diferentes según cada individuo y el factor estresante; la respuesta puede ser física e inmediata, mientras que en otras ocasiones, si el estímulo estresante es prolongado, las hormonas y neurotrasmisores que intervienen en los procesos regulatorios fisiológicos – adrenalina, serotonina y glucocorticoides entre los más nombrados- aumentan y se mantienen en esos valores por el tiempo necesario para lograr o al menos intentar generar una respuesta adaptativa; existiendo otros casos en los que la misma resulta exagerada e inadecuada.
Los estímulos estresantes como nivel socioeconómico bajo, soporte social disminuído, y relaciones tempranas conflictivas, están asociadas al riesgo de enfermar y tener peores resultados en la salud tanto física como mental, así como también se observa mayor riesgo de muerte.
Se puede concluir que la modernidad hiperexigente altera los delicados factores que mantienen la homeostasis, esto provoca situaciones estresantes que de mantenerse por demasiado tiempo desregulan los mecanismos que finalmente se manifiestan provocando alteraciones fisiológicas de tipo inflamatorias seguidas de muerte celular, lo cual deteriora el sistema nervioso central creando severos procesos que pueden llevar a la depresión y demencia.
Por todo lo dicho, una temática a tener presente sin falta es la psicoeducación de ésta y futuras generaciones, sin descuidar la medición de indicadores del medio interno que nos ayuden a confirmar diagnósticos y actuar rápidamente sobre las temidas consecuencias.
*Médica psiquiatra del Grupo Arcis
Estrés en Argentina
Una encuesta realizada en Argentina por TNS Gallup demostró que 4 de cada 10 personas sienten que les falta energía, 3 de cada 10 están estresadas y 2 de cada 10 dicen estar deprimidas. Estos números aumentan entre las mujeres que mencionan haber padecido estrés en un 36%, mientras que entre los hombres lo menciona un 27%. En cuanto a la falta de energía, las mujeres llevan la delantera con un 45% contra un 36% de los varones.
Por su parte, informes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aseguran que el estrés está detrás de la mitad de las consultas hospitalarias. El 50% de las personas atendidas en los consultorios externos de los centros de asistencia pública porteños y bonaerenses presentaron cuadros leves a graves de ansiedad y depresión, según las cifras que manejan el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.