El gobierno de Colombia y las FARC se preparan para retomar sus diálogos de paz en La Habana el lunes, con el desafío de conseguir en pocos meses unos primeros resultados que sean aceptados por el conjunto de la sociedad tras medio siglo de conflicto armado.
“Se espera que la mesa de diálogo siga avanzando en buenos términos. Creo que se podrá ver algunos resultados a mediados de año”, dijo a la AFP Ariel Ávila, experto de la Corporación Nuevo Arco Iris, que estudia el conflicto en Colombia.
“El gran reto no va a ser el flujo de la conversación, sino la aceptación por parte de la sociedad de lo que se acuerde”, advirtió Avila.
El proceso de paz con las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el cuarto intento en 30 años, fue instalado formalmente en Oslo en octubre de 2012 y las conversaciones arrancaron un mes más tarde en La Habana, con una interrupción desde el 22 de diciembre por las fiestas de Navidad.
Para Christian Voelkel, del centro de análisis de conflictos Crisis Group, “debido al carácter confidencial de las conversaciones es difícil predecir en qué momento se anunciarán los primeros acuerdos preliminares”.
“Pero sin duda en 2013 habrá una presión creciente para que la mesa muestre resultados, por un lado debido a los plazos que se ha planteado el propio presidente Juan Manuel Santos (fines de año) y por otro por la propia expectativa generada en el país”, dijo Voelkel a la AFP.
A la vez, el experto indicó que será necesario un esfuerzo mayor de parte de la guerrilla, y sobre todo del gobierno, para que la sociedad colombiana acepte los acuerdos a los que se pueda llegar.
“En el país hay buena voluntad, pero también muchas incógnitas”, consideró.
Votos por la salud de Hugo Chávez
Este diálogo cuenta con el apoyo internacional de Noruega y Cuba, como garantes, y de Venezuela y Chile, como acompañantes.
La reapertura de las conversaciones se ha visto empañada por el agravamiento de la salud del presidente venezolano Hugo Chávez, reconocido por las partes como un eficiente facilitador.
“A ruego del presidente Santos, y previa solicitud formal del gobierno colombiano, el presidente Chávez, aun desde su lecho de enfermo, tuvo la gentileza de intervenir en algunos momentos difíciles, a fin de contribuir con su enorme prestigio para que fueran limadas ciertas asperezas”, escribió esta semana el comandante guerrillero Mauricio Jaramillo, uno de los principales delegados en los acercamientos preliminares que se llevaron a cabo en Cuba durante la primera mitad de 2012.
Santos, de su parte, aseguró que el presidente venezolano “ha sido una persona fundamental en este acercamiento y en este proceso de paz que estamos adelantando con las FARC, por eso hago votos por su salud, porque realmente lo necesitamos”.
Chávez, de 58 años, fue sometido a una cuarta cirugía por cáncer en La Habana hace un mes y sufre de una infección respiratoria que le impidió estar presente en Caracas el 10 de enero para su acto de toma de mando de su nuevo periodo de gobierno 2013-2019.
“Una opinión de Chávez cuenta mucho sobre el mando de las FARC y no está claro si esa misma ascendencia la mantendría otro dirigente”, comentó a la AFP el politólogo Fernando Giraldo.
Santos “confía en Chávez y a la vez Chávez es de confianza de las FARC. Su ausencia crea un terreno menos favorable”, resumió.
Sin embargo, Ávila opinó que “la mesa de diálogo no depende ni de Chávez ni de Venezuela. Su ausencia va a afectar un poco los ánimos, pero no será determinante”.
“Ya Venezuela participó y ayudó. Ya Chávez estuvo en la primera parte del proceso, que era muy importante”, añadió.
Está previsto que los representantes del gobierno colombiano, encabezados por el exvicepresidente Humberto de la Calle, viajen el domingo por la tarde de Bogotá a La Habana, donde se encuentran los delegados de la guerrilla.
A partir del lunes retomarán la agenda con el punto del desarrollo rural. Los demás temas que deben discutir son drogas ilícitas, garantías para la participación política, abandono de las armas y víctimas.
Las FARC fueron fundadas en 1964 por un grupo de campesinos liberales. En la actualidad cuentan con unos 9.000 guerrilleros, la mitad que a fines de los años 1990, ubicados en las zonas más apartadas y rurales de Colombia.