Un joven de 19 años fue a comer a un local de la cadena KFC en Colchester, Inglaterra, sin imaginar que entre sus piezas de pollo frito estaba un pedazo de riñón.
Ibrahim Langoo captó la imagen luego de masticar el órgano frío y gomoso que era difícil de digerir.
Según declaraciones de un vocero de la empresa, informó la página Huffington Post, el órgano “efectivamente era feo, pero que no implicaba riesgos para la salud” .
El vocero también desmintió que se trataba del cerebro del pollo, como se comentó en redes sociales, donde la imagen comenzó a circular.