Insurgir contra esa mafia indigna es tarea de machos. Así lo hizo Cochez ayer, ganándose los insultos de un embajador que mencionó la soga en la casa del ahorcado, cuando dijo que a Cochez le “faltaban cojones”. Después que Chaderton se desatara en insultos, sin rebatir uno solo de los argumentos expuestos por Cochez, comenzó la procession de castrados politicos comprados por Chávez a balbucear sus clichés sobre no-intervención, protegiéndose los unos a los otros, en una asquerosa demostración de falta de principios.
Las democracias latinoamericanas tampoco se cubrieron de gloria, al mantener un silencio atronador. Solo los Estados Unidos y Canadá alzaron una voz decente en una sesion que más pareció ser de UNASUR que de la OEA. Para todo efecto práctico esa organización está muerta y podrida, asesinada por Jose Miguel Insulza, por la mafia invertebrada del ALBA y por la pasividad de quienes hubieran podido salvarla.
El discurso de Cochez quedará para la historia. Los insultos de Chaderton quedarán para la pequeña historia de la picaresca latinoamericana. Mientras Cochez puso los principios por delante, Chaderton cedió a la tentación del insulto para las galerías.
Chaderton se autodefinió ayer como politico, diplomático y caballero. Cuan lejos está esta ruina humana de conocerse a sí mismo. Si supiera como lo ven los demás, estallaría en sollozos y ahogaría los suspiros.