El Madrid, que la temporada pasada ganó su trigésimo segundo título en la liga española, se convirtió en el primer equipo en cualquier deporte en generar más de 500 millones de euros (664 millones de dólares) en ingresos anuales, dijo Deloitte en su informe anual Football Money League for 2011-12.
Los eternos rivales del fútbol español mantienen un fiel apoyo en su país cada fin de semana, atrayendo a multitudes que superan las 80.000 personas a pesar de la recesión y el alto desempleo. Una base mundial de aficionados también los ayuda a firmar lucrativos acuerdos de patrocinio internacionales.
Ambos equipos tienen la ventaja de firmar sus propios acuerdos de televisión en lugar de venderlos colectivamente a través de la liga como hacen sus principales rivales europeos. La desventaja de esto es que ha provocado una polarización del fútbol español, donde muchos otros clubes están luchando por permanecer a flote.
El Manchester United estaba en la tercera posición, a pesar de una floja temporada en que no consiguió ganar ningún trofeo por primera vez desde 2005.
El Bayern Munich fue cuarto, seguido del Chelsea, ganador de la Liga de Campeones. Más atrás se ubican Arsenal, Manchester City, AC Milan, Liverpool y Juventus.
“La lista, que no tuvo cambios en los seis primeros, enfatiza el hecho de que estos clubes tienen algunas de las aficiones más grandes y por lo tanto ingresos más fuertes, tanto en los mercados domésticos como internacionales”, dijo Dan Jones, socio del grupo de finanzas deportivas en Deloitte.
La creciente comercialización del fútbol ha llevado a un debate sobre si el fútbol se ha hecho demasiado caro para los aficionados y si los clubes han perdido su contacto con las comunidades locales mientras persiguen ingresos en todo el mundo.
Los equipos con mayor gasto se enfrentan a la presión de tener que impulsar sus ingresos para evitar incumplir las normas que están siendo introducidas por la UEFA, el organismo de gobierno del fútbol europeo, que suponen que deben perseguir el umbral de rentabilidad o arriesgarse a la exclusión de las principales competiciones continentales.
Por Keith Weir
Reuters