Hillary Clinton comenzó hoy su última semana como secretaria de Estado de EE.UU., un cargo que ha elevado su popularidad al nivel de “estrella” mundial y que abandona entre interrogantes sobre su salud y sus aspiraciones presidenciales.
Apenas un mes después de superar una conmoción que la mantuvo ingresada varios días, y ataviada aún con unas gruesas gafas para mitigar la visión doble que le provocó el golpe, Clinton se prepara para dejar atrás la diplomacia, un trabajo que ella no esperaba y que se ha convertido, hasta ahora, en el punto culminante de su carrera.
“Éste ha sido el honor más extraordinario posible”, dijo Clinton en una entrevista conjunta con el presidente Barack Obama que la cadena CBS emitió el domingo. “Y voy a echarlo muchísimo de menos”.
Para su última semana en el cargo, Clinton tiene preparada una conferencia vía satélite con jóvenes de todas las regiones del mundo el martes y el lanzamiento, hoy, de un proyecto educativo en lengua árabe, entre otras actividades.
Con una popularidad que ronda el 70 por ciento en las últimas encuestas y una innegable buena imagen en el extranjero, Clinton es “la primera secretaria de Estado que además ha sido una ‘estrella del rock’ mundial”, según dijo hoy al diario Los Ángeles Times un alto funcionario que pidió el anonimato.
“Eso le ha permitido plantear asuntos en la agenda mundial que nadie antes que ella ha sido capaz de hacer”, aseguró.
Los derechos de las mujeres y las niñas, los de la comunidad homosexual, la libertad en Internet y el desarrollo económico han sido algunas de sus causas características como titular de Exteriores, y con ellas ha marcado una clara diferencia con sus predecesores, aseguró a Efe el analista Gordon Adams.
“Son causas muy poco corrientes para un secretario de Estado, pero importantes. La pregunta es si seguirán adelante sin ella, sobre todo la del papel de la mujer, ahora que habrá un hombre (el senador John Kerry) en el cargo”, indicó Adams, experto en política exterior de la American University.
Clinton ha sido “una buena secretaria de Estado”, pero no una jefa de la diplomacia “histórica” al estilo de Henry Kissinger (1973-77), consideró el analista.
“Al contrario que Kissinger, Clinton no ha dado forma realmente a la política exterior. Ha tenido que lidiar con una Casa Blanca que quería tomar las decisiones estratégicas, y ella las ha ejecutado. Ha sido una muy buena soldado”, apuntó Adams.
Los asuntos más candentes en el plano internacional -el antagonismo con Irán y Corea del Norte, la relación entre israelíes y palestinos y la inestabilidad en el mundo árabe y especialmente en Siria- no han registrado ningún avance “significativo” bajo su gestión, lo que limita en cierto modo su legado, recordó.
Pero esos son, en gran medida, “cambios que Estados Unidos no puede controlar, que dependen de otros actores”, y es poco probable que ensucien la imagen de la tercera mujer secretaria de Estado, que ha aportado, además, un “poder de estrella” que Adams ve positivo.
“Ha atraído más poder al cargo, que muchas veces queda eclipsado por el del secretario de Defensa”, indicó. “Ha viajado mucho, sí, pero lo que verdaderamente atraía la atención es que era Hillary Clinton quien viajaba”.
Sus 112 países visitados la convierten en la jefa de la diplomacia estadounidense con un recorrido más extenso de la historia, aunque su conmoción en diciembre, que le obligó a cancelar una gira, la dejó a las puertas de batir el récord de millas que marcó su predecesora, Condolezza Rice, que recorrió 1,06 millones.
Esas largas giras y su estudio de los detalles culturales de cada país que visitaba han demostrado el cariño que ha tomado por un cargo que en un principio dudó si aceptar y al que enseguida puso fecha de caducidad, anunciando en 2010 que no continuaría en un segundo mandato de Obama.
El único plan de futuro que ha revelado, descansar y dedicarse a su familia, anuncia para muchos un claro preludio de una carrera presidencial en 2016, algo sobre lo que ella ha evitado pronunciarse y en lo que algunos temen que pudiera interponerse su salud.
En su entrevista conjunta con Obama, sin embargo, Clinton reconoció que aún tiene secuelas de la caída y el coágulo de sangre que le provocó la conmoción, pero se siente “genial”.
“Los doctores dicen que todo eso va a remitir. Así que estoy deseando volver a estar a toda máquina”, afirmó.
Si toma la decisión de competir en las primarias demócratas de 2016, Hillary “no va a necesitar ningún historial” que recordar a los estadounidenses, señaló Adams.
“Pero nadie podrá decir que ha sido una mala secretaria de Estado. Y eso, obviamente, no le va a venir mal”, concluyó. EFE