El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió este lunes con jefes de la policía y alguaciles de distintas ciudades, en un intento de aumentar la presión sobre el Congreso, y tratar de que éste apruebe las medidas dirigidas a reducir la violencia armada.
“Espero mantener una conversación sólida. Sé que no es un grupo tímido, principalmente porque se enfrentan con la vida y la muerte cada día”, dijo Obama en la reunión que se celebró en la sala Roosevelt de la Casa Blanca.
“No hay grupo más importante que deba ser escuchado, que el de aquellos que aplican la ley en nuestras comunidades”, agregó.
Obama convirtió estas medidas para combatir la violencia armada en un punto central en su agenda para el segundo mandato, luego de la masacre de 20 escolares y seis adultos que ocurrió en diciembre en Newtown (Connecticut, este), episodio que traumatizó al país.
La reunión de este lunes, en la que también participó el vicepresidente Joe Biden, contó con la presencia de los alguaciles y jefes de policía de ciudades como Salt Lake City, Chicago y Aurora (Colorado, oeste), donde tuvo lugar una masacre durante la proyección de la última entrega de Batman en un cine local en 2012.
También participó el jefe de policía de Newton, Michael Kehoe.
Este mes, Obama anunció 23 medidas ejecutivas, y desafió al Congreso a aprobar nuevas leyes, que permitan renovar la prohibición de armas de asalto que rigió entre 1994 y 2004, y la resolución de los vacíos legales que, por ejemplo, permiten que el 40% de las ventas de armas se produzca en ferias, donde no hay un debido control de antecedentes penales de los compradores.
En esta campaña, Obama se enfrenta al poderoso lobby de las armas encabezado por la Asociación Nacional del Rifle. Los legisladores republicanos y algunos demócratas conservadores sostienen que los planes de Obama buscan violar el derecho ciudadano a portar armas, garantizado por la Constitución.
AFP