1.- Aquí, ahora, ya mismo.
Lunes, 02.30h de la mañana. Apenas quedan seis horas para ir a trabajar. Suena el móvil, han llegado varios mensajes de WhatsApp. “¿Qué tal?” “¿Qué haces?” “¿Por qué no me contestas?” “¿Estás enfadado conmigo”? Y lo peor de todo no es que te hayan despertado. Lo más lamentable es que no si no contestas, de verdad van a creer que “estás enfadado”. Sin darte cuenta te has buscado un problema mientras dormías.
Así puede acabar siendo WhatsApp, una aplicación que permite enviar mensajes entre dispositivos móviles sin ningún coste. Y es un ‘app’ que tiene mucho éxito. En España hay 10 millones de usuarios, en el mundo 1.300 millones. Entre todas estas personas se envían cerca de 11.500 mensajes por segundo.
Una implantación tan masiva puede derivar en un uso obsesivo de WhatsApp. En el peor de los casos se puede incluso llegar a la adicción. La gente que padece este trastorno lo pasa muy mal, pero también lo pasan mal las personas de su entorno. Para solucionar este problema hay que identificar los síntomas y cambiar la forma de usar el ‘app’.
2.- Los síntomas de la adicción.
WhatsApp es una aplicación que puede generar adicción. Varios de los expertos entrevistados en este reportaje coinciden en esto. ¿Pero a partir de cuándo se puede hablar de un uso adictivo?
“Yo creo que es una adicción a partir del momento en el que recibes un WhatsApp y eso pasa a ser la prioridad número uno, el resto de tus actividades pasan a un segundo plano”, comenta Selva María Orejón, autora de varias publicaciones de comunicación online y directora ejecutiva de Onbranding.es. “Esto puede tener consecuencias en tu trabajo, en tus relaciones de pareja y en otras facetas de tu vida”.
Un uso excesivo de WhatsApp puede ser hasta peligroso. Selva llama la atención del riesgo que supone usar el ‘app’ mientras se conduce. Te puede costar un accidente y tres puntos de tu carné de conducir. Es arriesgado incluso mientras se camina. Hay ciudades de EE UU en las que está prohibido escribir con el móvil mientras se anda por la calle (‘WhatsApp: La Dependencia de un aliado diario’).
Esta es la lista de síntomas que indican que eres un adicto a WhatsApp, o por lo menos que haces un uso demasiado obsesivo de la aplicación:
-Estas pendiente todo el rato de recibir nuevos WhatsApp.
-Miras de forma obsesiva el ‘doble check’ para ver si se los mensajes enviados se han leído.
-Padeces el síndrome de las ‘vibraciones fantasma’.
3.- “¿Por qué no me contesta?”.
Mirar el móvil sin parar ver si has recibido un nuevo WhatsApp. En el trabajo, en casa, en el cine, en la cama. En definitiva, estar ‘hiperconectado’. Este es uno de los síntomas más claros de que puedes ser un adicto a WhatsApp. Si esto se acompaña además de un sentimiento de desanimo por no haber recibido ningún mensaje, la adicción es aún más evidente.
“Un paciente me comentó un día que estaba teniendo problemas con un amigo”, relata Miguel Pedano, terapeuta del centro Psicología y Mediación. “Estaba agobiado porque le había escrito un WhatsApp y el otro no le contestaba”.
El psicólogo explica que en estas situaciones “se da a WhatsApp el mismo valor que se le da a una comunicación o relación cara a cara”. Y esto es algo malo e incorrecto. “Esta aplicación es una herramienta que en ningún caso refleja lo que soy como persona ni lo que para mí representa la otra persona”, sentencia Pedano.
4.- El dichoso doble ‘check’.
Envías un WhatsApp. Esperas un rato. Si aparece el doble ‘check’ es que la otra persona ha leído tu mensaje. Pues no, no es así. Esto es falso. Los dos pequeños tics de color verde que se ven a la izquierda de lo que escribes sólo significan que tu mensaje se ha entregado. Nada más.
Este mal entendido es un clásico detonante de problemas y discusiones entre amigos, y sobre todo entre parejas. El cortometraje ‘Doble Check’ retrata la situación con ironía y realismo. Un chico que no se cree que su novia no leyerá el WhatsApp que le envió por la noche. Ella jura y perjura que no lo recibió, a lo que él contesta: “¡Pero si hizo doble ‘check’!”. Te adelantamos el final del corto: ella se cansa y rompe la relación.
Discutir por un asunto así es otro claro síntoma de que eres un adicto a WhatsApp. Parece que la compañía desarrolladora de la aplicación se hizo eco del asunto. Desmintió a través de su perfil de Twitter y de su página web que el doble ‘check’ quisiera decir que el mensaje se había leído.
5.- El síndrome de la ‘vibración fantasma’.
La obsesión por recibir mensajes en WhatsApp puede hacer que sientas vibraciones de tu ‘smartphone’ que no existen. Esta es una de las conclusiones a las que llega un estudio publicado por la Sociedad Británica de Psicología. Estas ‘vibraciones fantasma’ vienen acompañadas de mucho estrés, que es más intenso cuantas más veces mires el móvil para ver si te ha llegado algún mensaje.
El Dr. Richard Balding, autor de la investigación, advierte de los riesgos que este síndrome supone, sobre todo en el trabajo. “Las empresas no pueden crecer si sus empleados están estresados”. Balding recomienda “animar a los trabajadores a apagar sus móviles para reducir su tentación a mirarlos” de forma compulsiva.
Aquí hay un problema añadido: los ‘smartphones’ están muy implantados en el día a día. Conseguir que alguien lo apague es (casi) una misión imposible. “La mitad de la población tiene adicción al móvil. Se ha convertido en una herramienta casi imprescindible para comunicarse”, explica el psicólogo Jose Antonio Molina, que ha participado en el estudio ‘Control de Movilemia’. Según este trabajo, el 55% de los españoles come con el móvil al lado, un tercio se lo lleva al baño y sólo un 25% lo apaga cuando mantiene relaciones con su pareja.
6.- Supera tu adicción, y gana en calidad de vida.
“La disponibilidad y la conectividad de las personas es la base de su autoafirmación. Yo elijo con quién hablo y cuándo lo hago”. Son las palabras del psicólogo Pablo Viudes, memorízalas, son la clave para cambiar tu forma de usar WhatsApp.
Date el lujo de apagar el móvil cuando te apetezca. Y si no quieres desconectarlo, por lo menos permítete no contestar a los mensajes que te llegan. “Uno tiene que saber administrar su conectividad y su privacidad”, explica Viudes. “De lo contrario WhatsApp puede acabar vulnerando la intimidad”.
No entres al juego de dar explicaciones a una persona que se enfada contigo porque no le has contestado. Es problema suyo, no tuyo. Hacer lo contrario sólo empeorará el problema. “Cuando alguien contesta sin parar a todos los WhatsApp que recibe y no es capaz de postergar ese momento se genera un espacio de dependencia, no sólo suya, del resto de personas también”, advierte el psicólogo.
WhatsApp es una herramienta de comunicación, nada más. No debe sustituir los entornos humanos.
7.- El juego seductor de WhatsApp.
¿Cuál es el éxito de WhatsApp? ¿Por qué engancha tanto a la gente? Es una aplicación gratuita que permite ahorrar mucho dinero en llamadas, eso seguro. Pero hay más. Para Francesc Núñez Mosteo, director del Grado de Humanidades de la Universidad Oberta de Catalunya la clave está en su “capacidad de enganche”
“Yo no creo que haya una adicción como tal a WhatsApp, yo hablaría más de una cierta dependencia emocional y social”, explica Francesc. La comunicación que se establece a través de esta aplicación tiene un valor añadido. No es igual que hablar cara a cara. “Interactúas en un espacio nuevo. Mientras esperas a que te contesten se potencia la imaginación y el deseo. Este gozo es parte del atractivo de WhatsApp”, comenta el profesor.
El poder de atracción de WhatsApp también tiene mucho que ver con lo que Núñez Mosteo llama “distancias artificiales”. Usa el siguiente ejemplo para explicar el concepto: “Puedes estar sentado en la misma mesa que otra persona en una gran cena, cada uno en una esquina. El hecho de que inicies una conversación por WhatsApp abre una nueva distancia en esa comunicación que antes no existía. Esto es algo que puede llegar a ser muy seductor”.
8.- Configura WhatsApp para evitar problemas.
A lo mejor no eres tú el enganchado a WhatsApp. Puede que sean tus amigos, o tu pareja. En estos casos hay unos trucos que puedes poner en práctica para que no te atosiguen sin parar:
-Oculta la hora de tus mensajes de WhatsApp. Así nadie sabrá a qué hora los has enviado.
-Bloquea o elimina a las personas que no te aporten nada y que te escriban sin parar.
-Abandona los grupos de WhatsApp que ya no te interesen. De lo contrario sólo conseguirás agobiarte con mensajes innecesarios.
-Si es necesario, borra el historial de conversaciones de WhatsApp.