Texto: emol.com
“Para Tracey, sus hijos eran su vida. Todo lo que hizo, fue por ellos”, dice en un memorial en honor a Tracey Korkmaz publicado en internet. Y aunque su fallecimiento se produjo ya hace cinco años, su nombre ha vuelto con más fuerza en la mente de sus seres queridos en los últimos días, y ha revivido en los medios de su país, Inglaterra, el hecho que terminó con su vida.
En enero de 2008, Tracey se sometió a una cirugía de la obesidad. Estaba dispuesta a bajar parte de sus 114 kilos, motivada por las constantes burlas que los niños les hacían a sus hijos -Riah, Enes y Zeren, hoy de 16, 13 y 7 años-, por su evidente sobrepeso. “Sus hijos no la veían obesa, pero los otros niños les decían ‘tu mamá es gorda’”, comentó June Sillitoe (68), la mamá de la mujer.
Pero pocos imaginaban que la gastrectomía en manga que se realizó en el University College Hospital, en Londres, traería complicaciones durante la operación. Pero según han señalado un sinnúmero de medios británicos, durante el procedimiento, los médicos notaron un agrandamiento del hígado de la mujer y una hemorragia interna, por lo que se decidió dar marcha atrás con la operación.