Como las tortugas viven principalmente en el agua y muchas veces lejos de la costa, los investigadores apenas conocen sus hábitos de apareamiento, bien ocultos bajo el manto del océano. Pero resulta que sus relaciones no son nada vulgares y que estos animales bien podrían convertirse en un símbolo de la fidelidad. Investigadores de la británica Universidad de East Anglia (UEA) han descubierto que las hembras de la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) se aparean con un único macho al principio de la temporada y conservan su esperma durante 75 días para utilizarlo cuando ponen sus huevos en la playa. La investigación, publicada en la revista Molecular Ecology, puede ayudar a los conservacionistas a afinar sus esfuerzos en la protección de esta tortuga marina en peligro de extinción. abc.es
El descubrimiento fue realizado gracias a un estudio de muestras de ADN tomadas de tortugas en Cousine Island, en las Seychelles. La tortuga carey fue clasificada como un animal en peligro de extinción en 1996 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en gran parte debido a una drástica reducción de su número impulsada por el comercio internacional de carey como material decorativo,- una actividad que fue prohibida ese mismo año.
Las Seychelles son el hogar con la población más grande de las tortugas carey en el Océano Índico occidental y Cousine Island es una importante zona de anidación de la tortuga. Los científicos analizaron muestras de ADN de las tortugas hembras y sus crías, de forma que pudieron identificar y contar el número de machos reproductores involucrados. «Ahora sabemos que las tortugas hembras se aparean a principios de la temporada, probablemente antes de emigrar a las playas de anidación. A continuación, almacenan el esperma para utilizarlo durante el próximo par de meses cuando hacen múltiples nidos», explica el investigador principal, David Richardson, de la escuela de Ciencias Biológicas de la UEA.
Un solo macho
«Nuestra investigación muestra también que, a diferencia de muchas otras especies, las hembras normalmente se aparean con un solo macho, rara vez vuelven a aparearse en la misma temporada y no parece que se molesten en seleccionar a los machos de mejor calidad», añade.
Conocer con más detalle cuándo y dónde se aparean las tortugas puede ayudar a los conservacionistas a centrar sus esfuerzos en las zonas correctas. También permite a los biólogos calcular cuántos machos diferentes contribuyen a la siguiente generación de tortugas, así como dar una idea de cuántos machos adultos existen pero nunca han sido vistos porque viven en el océano.
«Tal vez lo más importante sea que nos da una medida de cómo es de viable la población genéticamente, a pesar de la caza de esta especie hermosa y enigmática en los últimos 100 años», apunta Richardson. «La buena noticia es que cada hembra se empareja con un macho diferente, lo que sugiere que hay un montón de machos. Tal vez por eso seguimos viendo altos niveles de variación genética en la población, que es crucial para su supervivencia a largo plazo. Esta especie en peligro de extinción parece estar haciéndolo bien, al menos en las Seychelles».