Las autoridades chinas compensarán a una mujer que fue retenida en un depósito de cadáveres inutilizado en la provincia de Heilongjiang (noreste) durante tres años como castigo por viajar a Pekín para presentar una demanda por el encarcelamiento de su marido, según ha informado este viernes la agencia estatal de noticias Xinhua.
Hace años, Chen Qingxia viajó a la capital para solicitar una indemnización para su marido, Song Lisheng, quien, según ella, había sido maltratado mientras cumplía una pena de 18 meses en un campo de trabajo, de acuerdo con Xinhua.
El Gobierno pagará las cuentas médicas y los gastos de manutención tanto de ella como de su marido e intensificará los esfuerzos para encontrar a su joven hijo, quien fue separado de Chen cuando fue secuestrada en Pekín, de acuerdo con Xinhua. La cantidad de la indemnización no se ha decidido todavía.
La situación de Chen se conoce desde el pasado diciembre, gracias a que los medios publicaron informaciones, después de que varias personas encontrasen carteles pegados en una ventana de la morgue en los que la mujer pedía ayuda.
Cuatro altos cargos, incluidos tres agentes de Policía, han sido despedidos por estar vinculados con el caso, ha indicado la agencia de noticias. Este es el segundo caso de estas características que se conoce en esta semana. Un tribunal de Pekín ha condenado a una decena de personas a penas de hasta dos años de cárcel por detener ilegalmente a demandantes procedentes de otra ciudad, según indicó Xinhua el pasado martes.
Los demandantes, a menudo, intentan participar en enfrentamientos, que van desde la apropiación de tierras a altos niveles de corrupción en Pekín, de los cuales, sólo unos pocos se resuelven. En muchos casos, estas personas son forzadas a permanecer en sus casas o con llevadas a centros de detención ilegales, conocidos como «cárceles negras», para evitar que el Gobierno central sea consciente de los problemas que existen en determinadas regiones del país.