Venezuela devaluó el viernes su moneda a 6,3 bolívares por dólar desde las 4,3 unidades previas, en una medida ampliamente esperada que aliviará las finanzas del país petrolero tras un año de enorme gasto público por las presidenciales de octubre, pero que agregaría combustible a la ya elevada inflación.
Eyanir Chinea/ Reuters
La devaluación del bolívar, del 31,7 por ciento, mitigaría la escasez de dólares que ha ralentizado las importaciones y generado desabastecimiento de alimentos y bienes en un país con un férreo control cambiario vigente hace una década.
“Todos sabemos que nuestra divisa tiene un valor único de 4,30 (bolívares por dólar) y se tomó la decisión de pasarlo a 6,30”, anunció el ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, en rueda de prensa.
La quinta devaluación del bolívar en una década, y que entrará en vigencia el miércoles, fue decidida luego de que el presidente Hugo Chávez abriera las compuertas del gasto público el año pasado durante una intensa campaña que le aseguró su reelección hasta el 2019.
El ingente gasto en construcción de viviendas y otros programas sociales como la venta subsidiada de alimentos y asistencia para grupos vulnerables debilitó las cuentas del país, sostenidas por los ingresos petroleros.
No obstante, el ministro Giordani dijo que esta medida no tenía un carácter “fiscalista”, mientras aseguró que el país cuenta con un flujo suficiente de ingresos.
Las autoridades dijeron que la decisión fue autorizada por el presidente Chávez desde Cuba, donde convalece desde hace dos meses cuando fue sometido a su cuarta cirugía por el cáncer que le fue diagnosticado a mediados del 2011.
En Venezuela rige un control cambiario desde 2003, creado para detener una elevada fuga de capitales precipitada por una crisis económica tras una huelga petrolera que intentó sacar a Chávez del poder.
MEJORES CIFRAS, MÁS INFLACIÓN
La devaluación del bolívar favorecerá las finanzas de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), fuente de 9 de cada 10 dólares que ingresan al país, al multiplicar la cantidad de bolívares que recibe por sus exportaciones.
Sin embargo, la medida pondría presión sobre la inflación, al encarecer las importaciones en una economía donde la mayoría de insumos y bienes se compran al exterior.
“Más allá de lo positivo a corto plazo, en el mediano plazo una devaluación sólo sería positiva si fuera parte de un conjunto de instrumentos de otras medidas monetarias y fiscales para reequilibrar la economía e impulsar el crecimiento”, opinó el analista de Goldman Sachs, Alberto Ramos.
Las autoridades monetarias dijeron que la mayoría de los grupos económicos que recibían dólares a la tasa oficial de 4,3 bolívares por dólar y que hicieron sus peticiones antes del 15 de enero, seguirán siendo liquidados a esa tasa hasta dentro de tres meses, lo que podría retrasar las presiones inflacionarias.
Más temprano el viernes, el Banco Central reveló que la inflación de enero se aceleró a 3,3 por ciento con lo que la tasa en los últimos 12 meses fue del 22,2 por ciento, lejos de la meta para este ejercicio, de entre 14 y 16 por ciento.
Conjuntamente con la devaluación, el Gobierno decidió la eliminación del tipo de cambio secundario SITME de 5,3 bolívares por dólar, manejado por el Banco Central a través de la compra y venta de títulos valores soberanos y de PDVSA.
Al eliminar la vieja plataforma, el Gobierno prometió ajustar la asignación de divisas que suele acumular meses de retraso generando presiones sobre el tipo de cambio y obligando a las empresas y particulares a acudir al mercado informal, cuya cotización cuadruplica la tasa oficial.
Pero para Asdrúbal Oliveros, de la firma local Ecoanalítica, la eliminación del SITME -sistema secundario de administración de divisas establecido en el 2010- terminará por ser negativo para el sector privado, que no tiene otra alternativa en el corto plazo para acceder a dólares.
Sin embargo, otros creen que el ajuste cambiario podría mejorar el flujo de las divisas para importaciones, que venían cayendo desde finales de 2012 produciendo brotes de desabastecimiento en algunos alimentos de alto consumo y bienes, además del encarecimiento del dólar informal.
Dentro del paquete de medidas, el presidente del Banco Central, Nelson Merentes, explicó que se relajarán los controles para las cuentas en dólares que pueden ser abiertas en bancos locales, un cambio implementado el año pasado.
Las empresas podrán transferir y recibir fondos en monedas extranjeras desde y a cuentas en divisas en bancos locales y extranjeros, comprar bonos denominados en dólares en el mercado externo, recibir préstamos y financiamiento y utilizar tarjetas de débito de bancos venezolanos, en el exterior.
Los clientes particulares podrán recibir y hacer transferencias en monedas extranjeras entre cuentas locales y foráneas por conceptos de recursos propios, pagos por honorarios, remesas familiares y pensiones y jubilaciones, entre otros.
Esto supone una relajación parcial del control cambiario que impedía todo intercambio de divisas entre instituciones locales y extranjeras, y reducirá el número de particulares y empresas que debían acudir al mercado paralelo para realizar estas mismas operaciones.
“PAQUETAZO ROJO”
Minutos antes del anuncio, el vicepresidente Nicolás Maduro dijo que el mandatario le había pedido a sus ministros un mayor esfuerzo a nivel económico.
“Tenemos que aprender a hacer mucho con poco, más con menos. Voltear la cultura rentista petrolera en donde históricamente, porque hay petróleo, nos acostumbramos a hacer poco con mucho”, dijo Maduro, designado por Chávez como su potencial sucesor en caso de que deba alejarse del poder.
Desde que partió a La Habana para someterse a una delicada intervención quirúrgica, Chávez no ha sido visto ni oído en público, lo que ha acrecentado los rumores sobre si su enfermedad le permitirá regresar a gobernar plenamente su país.
Si Chávez no pudiera continuar al mando de Venezuela, nuevas elecciones deberían celebrarse con Maduro como la carta más probable del chavismo y el joven gobernador Henrique Capriles como abanderado de la oposición.
Dentro de este escenario, analistas consideraron la devaluación como “sorpresiva” por su impopularidad y gran potencial para restar votos.
“Seguramente habrá un costo político, que pesará en contra de los chavistas y que podrá generar un voto de castigo a favor de la oposición”, dijo el banco de inversión Jefferies en una nota a clientes.
Sin embargo, con las cuentas públicas fortalecidas, el Gobierno podrá gastar más en sus planes sociales lo que podría ayudarle a mantener su rédito político.
Minutos después del anuncio de parte de las autoridades monetarias venezolanas, líderes opositores, como Henrique Capriles, criticaron la medida del Gobierno previa al feriado de carnaval del lunes y martes y la calificaron como un “paquetazo rojo”.
“Viernes de carnaval y el Gobierno se está tirando una devaluación de nuestra moneda. Cómo se burlan de los venezolanos”, escribió Capriles en su cuenta de Twitter.
(Reporte de Eyanir Chinea; Escrito por Diego Oré; Reporte adicional de Deisy Buitrago, Mario Naranjo, Girish Gupta y Marianna Párraga; Editado por Silene Ramírez)