El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió este martes una firme defensa de Corea del Sur durante un diálogo telefónico con el presidente saliente, Lee Myung-Bak, después de que Corea del Norte realizara un ensayo nuclear subterráneo sobre el que el gobierno estadounidense ya estaba advertido.
“Ambos líderes condenaron esta altamente provocadora violación de las obligaciones internacionales de Corea del Norte. Estuvieron de acuerdo en trabajar juntos estrechamente, incluso en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, señala un comunicado de la Casa Blanca.
Ambos presidentes, que se hicieron amigos en los últimos cuatro años, se pronunciaron en favor de tomar medidas internacionales para impedir el programa de misiles balísticos de Pyongyang y reducir el riesgo de proliferación.
“El presidente Obama reafirmó inequívocamente que Estados Unidos se mantiene firme en la defensa de sus compromisos con la República de Corea, incluida la disuasión ofrecida por el escudo nuclear norteamericano”, afirma el comunicado.
Por su parte, el departamento de Estado confirmó que Corea del Norte había avisado a Washington que realizaría el ensayo nuclear.
“Fuimos avisados”, dijo a los periodistas la portavoz del departamento de Estado, Victoria Nuland, agregando que Washington reiteró a Pyongyang en esa oportunidad que se oponía a tales planes “en los términos más fuertes”.
“Simplemente les voy a decir que fue antes del evento. No voy a entrar en más detalles”, advirtió Nuland, agregando que la información llegó por los canales diplomáticos usuales.
Washington no mantiene relaciones con Pyongyang, y normalmente está representado por Suecia en sus comunicaciones diplomáticas con Corea del Norte.
“Es justo decir que estamos analizando el conjunto completo de opciones para tratar de conseguir que la RPDC (República Popular Democrática de Corea) cambie el rumbo”, agregó Nuland.
Corea del Norte ya es uno de los países más aislados del mundo, y se ha visto afectado por una serie de sanciones internacionales que intentan obligarlo a frenar su programa nuclear.
El ensayo nuclear de Pyongyang -el tercero que realiza, de una potencia superior a los anteriores- representa la primera crisis global que debe enfrentar el nuevo secretario de Estado, Johny Kerry, quien tomó posesión de su cargo hace apenas doce días.
Kerry conversó el lunes por la noche con su par surcoreano, Kim Sung-Hwan, y el martes por la mañana con el ministro de Relaciones Exteriores japonés, Fumio Kashida, y su par chino, Yang Jiechi.
El principal diplomático de Estados Unidos subrayó en sus llamadas “la necesidad de una respuesta fuerte y rápida de la comunidad internacional”, dijo Nuland.
Las ambiciones nucleares de Corea del Norte podrían tener grandes implicaciones para Washington, quien tiene tratados de defensa con Corea del Sur y Japón que le obligan a apoyar a estos países si son atacados.
La semana pasada, en sus primeros comentarios públicos sobre Corea del Norte como secretario de Estado, Kerry advirtió que una esperada prueba nuclear únicamente conduciría a un “mayor potencial de conflicto” y que no ayudaría a la población del país.
“El pueblo de Corea del Norte se muere de hambre”, dijo Kerry a un grupo de jóvenes estudiantes que visitaban el Departamento de Estado.
“Necesitan desesperadamente volverse más abiertos y conectados al mundo en lugar de albergar algunos de los peores gulags del mundo donde las personas son torturadas y obligadas a realizar trabajo forzoso”, les explicó.
Corea del Norte, por su parte, advirtió que el ensayo nuclear que llevó a cabo esta mañana es sólo una “primera” etapa y advirtió sobre acciones “más fuertes” si se adoptan sanciones en su contra.
“El último ensayo es sólo la primera acción, que llevamos a cabo de la manera más contenida posible”, declaró el ministro norcoreano de Defensa en un comunicado publicado por la agencia oficial KCNA.
AFP