Es el mejor amigo de Leon Panetta y nunca se va de la lengua: Bravo, el inseparable golden retriever del secretario de Defensa de Estados Unidos, “conoce” a la perfección los pasillos del Pentágono, donde ha “participado” en reuniones del más alto nivel.
Puede que no sea tan conocido como la mascota de los Obama, el perro de aguas portugués Boo, pero “maneja” secretos de la defensa militar de Estados Unidos, aunque según bromea el propio Panetta “nunca ha dicho ni una palabra”.
“Bravo estuvo en todas las reuniones cuando planeamos la operación de (Osama) bin Laden”, aseguró Panetta en su ceremonia oficial de despedida a principios de este mes, a la que también asistió Bravo, en referencia a la acción militar y de inteligencia combinada que acabó con el líder de la organización terrorista Al-Qaeda, buscado durante una década por Estados Unidos.
“También ha estado sentado en muchas de las reuniones y discusiones confidenciales que he tenido en el Pentágono”, agregó Panetta, quien alabó la “discreción y lealtad” de su perro.
“Quiero que sepan que nunca ha contado a nadie lo que ha oído”, bromeó, para añadir, entre risas, que “definitivamente” Bravo “no es un soplón”.
Su nombre responde a la segunda letra del alfabeto radiofónico, utilizado internacionalmente en las radiocomunicaciones de voz de la marina y la aviación, pero también es la interjección italiana que significa “bien hecho” y que se emplea para hacer énfasis aprobatorio, haciendo gala de los orígenes de Panetta.
Durante su periodo como secretario de Defensa, ha sido habitual ver a Panetta acompañado de su mascota en reuniones con la cúpula militar, al igual que lo hizo cuando estaba al frente de la CIA. En los pasillos del Pentágono “se dice” que el can goza de la credencial de seguridad más elevada, que le da “acceso” a información de máxima seguridad.
Panetta, una persona apegada a su familia, que ha procurado viajar a su California natal todas las veces que su cargo se lo ha permitido durante su estancia en Washington, se trajo a su mascota cuando se mudó a la capital.
En su ceremonia oficial de despedida, el jefe del Pentágono, que dejará el cargo en cuanto el Congreso confirme al candidato a sustituirlo, Chuck Hagel, recordó las palabras del presidente Harry Truman (1945-1953), quien una vez dijo: “Si quieres un amigo en Washington, consíguete un perro”.
La mascota siguió el homenaje a su amo desde la tribuna, en la que también se sentaron el Jefe del Estado Mayor del Ejército, el general, Ray Odierno; el director del FBI, Robert Mueller; y el director interino de la CIA, Mike Morrell, entre otros.
Después de casi 50 años de servicio al país -desde que fue teniente del Ejército en 1964- Panetta, de 74 años, ha insistido en que está listo para retirarse.
Su sueño de regresar a California tras dejar la CIA en 2011, fue truncado por una nueva misión a la que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no le dio la opción a decir no: Liderar el Pentágono.
Ha sido congresista, gestor y un hombre clave en la CIA y en el Pentágono pero anhela el momento de instalarse en su finca de nogales en Carmen Valley (California) junto con su esposa Silvia.
No obstante, no se apartará por completo del servicio público ya que dirigirá el Instituto Panetta, una organización que fundaron ambos en 1997 para fomentar el interés por realizar estudios en ciencias políticas y de la administración.
En cuanto a la “carrera” de Bravo, de momento, no han trascendido detalles. EFE