Las sondas espaciales gemelas Van Allen han descubierto otro anillo de radiación que rodeó a la Tierra el año pasado antes de que lo aniquilara una poderosa onda interplanetaria, según un artículo que publica hoy la versión impresa de la revista Science.
AFP
Ese anillo, hasta ahora desconocido, ha revelado la existencia de estructuras y procesos inesperados dentro de estas peligrosas regiones del espacio donde la radiación solar encuentra los campos magnéticos del planeta.
Las sondas gemelas de la agencia espacial estadounidense NASA estudian esos cinturones de radiación.
Después de que la Humanidad empezara a explorar el espacio exterior, uno de los primeros hallazgos fue en 1958 el de los cinturones de radiación bautizados en honor de su descubridor James Van Allen, que consisten en partículas de energía altamente cargadas y atrapadas en campos magnéticos.
Esos cinturones constan de dos anillos: por un lado, una zona interior compuesta por electrones de alta energía e iones positivos de alta energía que se mantiene estable en intensidad a lo largo del curso de años y décadas.
Por otro, la zona exterior la componen mayormente electrones de alta energía cuya intensidad varía en el curso de horas o días, dependiendo principalmente de la influencia del viento solar, el torrente de radiación que procede del Sol.
El año pasado las dos sondas revelaron un cinturón adicional compuesto de electrones de altísima energía y contenido en el cinturón exterior en una franja de 19.1000 a 22.300 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Este anillo estable de radiación espacial se formó aparentemente el 2 de septiembre y duró más de cuatro semanas, según el artículo.
La franja de radiación recién descubierta desapareció abrupta y casi totalmente el 1 de octubre, aparentemente desintegrada por una onda interplanetaria causada por un incremento de velocidad del viento solar.
Los científicos creen que una erupción gigantesca en el Sol el 31 de agosto generó el tercer cinturón de radiación, señaló el artículo.