La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) publicó hoy una serie de cartas antiguas remitidas a la cantante fallecida Whitney Houston por aficionados obsesionados con la célebre artista, que evidencian en algunos casos intentos de acoso y extorsión.
La organización ha permitido el acceso a 128 cartas escritas entre los años 1988 y 1992, 80 de ellas procedentes de una sola persona que le proclamó su “amor incondicional” y detalló su desesperación por conocerla personalmente.
La desesperación de ese fan crecía con el tiempo debido a que cada petición era ignorada por la cantante, a pesar del constante envío de flores y cartas.
“Estoy tan desesperado y loco que me vienen ideas a la mente que me asustan. Podría hacer daño a alguien con alguna de esas ideas locas y no darme cuenta de lo estúpido que era hasta el momento después de hacerlo. Eso me asusta realmente”, escribió el fan, del que no se ha dado a conocer su identidad.
El hombre, residente en Vermont, contaba con 28 años por entonces, afirmaba que estaba enamorado de Houston desde marzo de 1986 (cuando la cantante publicó “The Greatest Love of All”) y solicitaba una prueba de que la artista sabía de su existencia.
También se detalla un claro ejemplo de intento de chantaje a Houston, fallecida en febrero del año pasado ahogada de forma accidental en la bañera de un hotel de Los Ángeles tras consumir cocaína.
Se trataba de una mujer que supuestamente tenía información comprometedora acerca de las relaciones sexuales y la vida personal de la artista, por lo cual le exigía el pago de hasta 250.000 dólares para impedir que hiciera públicos esos supuestos detalles.
La amenaza tuvo lugar poco después de que Houston contrajera matrimonio con el rapero Bobby Brown en 1992.
El FBI confirmó que Houston llegó a discutir “asuntos personales” con esa mujer y que fue su propio padre el que finalmente pagó una cantidad no especificada a la mujer para comprar su silencio.
Ninguno de estos casos llegaron a convertirse en cargos penales y por esa razón el FBI ha accedido a hacerlos públicos. EFE