El líder católico más destacado de Asia sabe cómo llegar a las masas: canta en el escenario, predica en televisión, hace reír o llorar a los fieles con sus homilías. Y está en Facebook.
Pero la mejor respuesta del cardenal filipino Luis Antonio Tagle a la oleada de secularismo, escándalos de abuso sexual en el clero y la competencia de otras religiones podría ser su reputación de humildad. Su compasión por los pobres y su forma de ser sencilla han impresionado a sus seguidores en su patria, la nación con más católicos en Asia, así como a la jerarquía del Vaticano.
El ascenso de Tagle ha abierto una posibilidad que anteriormente habría sido impensable: un papa asiático.
Las posibilidades del prelado filipino se consideran remotas, ya que muchos creen que América Latina o Africa — con sus rebaños católicos de rápido crecimiento — serían opciones más lógicas si los electores papales miran más allá de Europa. Pero incluso la insinuación de que su nombre suene entre los llamados “papables” ha causado sensación entre muchos en las Filipinas, un país fuertemente católico donde millones han dado la bienvenida al pontífice con una intensidad digna de un astro de rock.
“Nos dará una gloria inmensa, así como a nuestro país”, dijo Leo Matias, uno de varios meseros en un restaurante chino en la ciudad de Quezón, un suburbio de Manila, que le sirvió la cena al papa Juan Pablo II cuando visitó el país en 1995.
El restaurante tiene en exhibición la cuchara, el tenedor, la servilleta, la copa para agua y los cuchillos que el papa utilizó en su cena de pescado a la parrilla y camarones fritos. No han sido lavados desde esa ocasión.
Los rumores sobre Tagle han sido azuzados por algunos vaticanistas, que ven en el cardenal de aspecto juvenil el entusiasmo religioso, la resistencia, el carisma y las habilidades de comunicación que pudieran darle energía a una Iglesia que enfrenta crisis en muchos frentes.
John Thavis, analista de la Santa Sede y autor de “The Vatican Diaries” (“Los diarios del Vaticano”), dijo que la elección del polaco Juan Pablo II en 1979 muestra que lo “impensable” puede ocurrir una vez que los cardenales se encuentran aislados en el cónclave.
“Hay gente, incluso funcionarios del Vaticano aquí, que me han susurrado ‘Tagle, él es”’, dijo Thavis a The Associated Press.
Cuando se le pregunta sobre los rumores de que él es papable, Tagle objeta: “Eso sólo es una conjetura”.
“Es un comunicador y misionero efectivo en una época en que la mayor prioridad interna del catolicismo es una nueva evangelización”, escribió John Allen, un analista que vive en Roma, para el periódico National Catholic Reporter.
“Tagle encarna el dramático crecimiento del catolicismo fuera de Occidente, dándole un rostro al catolicismo dinámico y relativamente libre de ansiedad que está impregnando el hemisferio sur”, dijo. “Ciertamente sería un símbolo de la Iglesia en los países emergentes, pero dadas sus cualidades intelectuales y personales, difícilmente hueco”.
A pesar de ello, la relativa juventud de Tagle —con 55 años, es el segundo más joven entre los cardenales— podría ser un factor en sucontra. Los cardenales podrían sentirse renuentes a darle las riendas del Vaticano a alguien que pudiera permanecer décadas en el puesto.
Pero la gente que lo conoce dice que Tagle se forjó lentamente una reputación de efectuar actos cotidianos y sencillos que lo definen como un hombre de intelecto y fe profundos.
El más joven de dos hijos de una devota pareja católica que trabajaba en un banco, Tagle soñaba con convertirse en médico. Pero un amigo jesuita lo reorientó hacia el sacerdocio en un seminario de la selecta Universidad Ateneo de Manila, donde se graduó con honores, de acuerdo con su profesor de teología, el padre Catalino Arevalo.
Está dotado con grandes habilidades de comunicación. Un narrador maravilloso con una inclinación a la música, Tagle habla con fluidez el italiano, el inglés y el tagalog. También cuenta con un francés aceptable y puede decir la misa en latín.
Pero prefiere mantenerse en una posición discreta.
“No es alguien que quiera, por su forma de ser, ponerse bajo los reflectores”, dijo Arevalo. “Ahora, si es convocado a estar al frente, tiene toda la capacidad para hacerlo”.
En octubre de 2011, Benedicto XVI lo nombró arzobispo de Manila y, tan sólo un año después, lo elevó a cardenal. Con los ojos llorosos en una homilía reciente en la ciudad de Imus, Tagle reconoció sentirse abrumado por su rápido ascenso.
“Es desconcertante”, señaló.
Han aumentado las audiencias para escuchar sus pláticas y homilías, en las que frecuentemente ha planteado la necesidad que tiene la Iglesia católica de reconectarse con la gente. Casi siempre es rodeado por los fieles que quieren sacarle una fotografía como si fuera una estrella de cine.
“Creo que muchos de los cardenales dirán: ‘Es demasiado, demasiado pronto”’, dijo el profesor Arevalo sobre las posibilidades de que el cónclave elija a Tagle. Pero agregó: “No sabemos qué es lo que Dios quiere. Si Dios lo quiere, Dios hará que suceda”. AP