A muchos aspectos le achacan la tempranera eliminación de Venezuela en el Clásico Mundial de Béisbol. Unos apuntan a Luis Sojo como mánager -hoy oficialmente despedido-, otros al bajo nivel que mostró el bullpen, pero en realidad todos los jugadores asistentes comparten la idea de que la ofensiva fue la principal responsable de la debacle criolla ante República Dominicana y Puerto Rico.
La ofensiva nacional solo disparó seis imparables contra los quisqueyanos y siete más contra los boricuas, dejando un promedio de bateo de .200, con apenas seis anotaciones en ese par de encuentros. Con esos argumentos es difícil mantenerse en un torneo de tanta exigencia.
El béisbol es un juego que se gana anotando carreras o evitando que el otro las haga, y Venezuela no supo manejar ambas situaciones. “No hay excusas, no se bateó y eso es obvio”, aseguró Miguel Cabrera, quien no escondió que la ansiedad se apoderó de los bates venezolanos. “Esa presión extra influyó, quisimos hacer cosas especiales en un solo turno y no jugamos el béisbol de manera correcta. No hicimos swing a los picheos correctos y cuando las cosas son tan rápido, no da tiempo a veces a reaccionar”.
“Hubo mucha caras nuevas, mucha tensión en los muchachos, muchas citaciones en las que no prevaleció la concentración y en un torneo de este nivel esas cosas terminan afectando”.
El triple coronado de Tigres de Detroit en 2012 estuvo por debajo de lo esperado, al igual que el resto de la alineación, por lo que asume con responsabilidad el fracaso que resultó esta tercera edición del Clásico para Venezuela. “Entiendo perfectamente la criticas de la afición, hay que aceptar que no hicimos el trabajo. Es algo difícil de digerir pero hay que levantar la cara ante lo sucedido”.
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