El Sistema de Transacciones de Títulos en Moneda Extranjera (Sitme) fue un instrumento que estableció el gobierno nacional a través del BCV con el objeto de proveer divisas a los importadores y personas naturales a quienes Cadivi no le proporcionaba moneda extranjera para realizar sus transacciones. Su funcionamiento era el siguiente: quienes solicitaban dólares concurrían a sus bancos para que éstos tramitaran ante el BCV las solicitudes una vez que depositaran en los bancos comerciales el monto de bolívares equivalentes a los dólares requeridos.
El BCV según sus disponibilidades otorgaba bonos a los importadores los cuales eran vendidos en el mercado internacional con lo cual se obtenían las divisas. ¿Dónde estaba el problema con este esquema? En el hecho de que para obtener dólares el BCV tenía que tener bonos y ello implicaba tener que emitir deuda, tal como sucedió. De esta manera el gobierno se endeudó masivamente para poder otorgar divisas a los importadores. No había que ser una lumbrera en materia económica y financiera para darse cuenta que ese sistema colapsaría inevitablemente, como muchos advertimos ya desde mediados de 2010, cuando el Sitme comenzó a funcionar. Como siempre fuimos acusados de vende patria pero el tiempo terminó dándonos la razón.
El Sitme inicia sus operaciones el junio de 2010, siendo Jorge Giordani ministro de Planificación y Finanzas y Nelson Merentes presidente del BCV. Es impensable que Merentes hubiese lanzado un esquema cambiario de ese tipo sin que el mismo tuviese el consentimiento del Presidente de la República y el ministro Giordani. Para que quede consignado ante la historia, acá de reproducen algunas declaraciones de Merentes con su respectiva fecha. El de junio de 2010 afirmó el presidente del BCV: “El flujo está garantizado para empezar. Hay un stock importante”.
Para seguidamente soltar esta perla para los anales de la economía mundial “la magnitud que nosotros tenemos estimado de la demanda no especulativa sino real para que la economía se fortalezca más está alrededor de unos 6.000 millones de dólares anuales. Este sistema puede durar por lo menos unos 50, 100 años”. Duró un año y ocho meses. Ya Merentes tiene acostumbrado al país a este tipo de declaraciones sin sentido.
Posteriormente, el 28 de julio de 2010 puntualizó Merentes que “El BCV contempla cambios en el Sitme. Casi 15% de lo que se transa en el Sitme viene de empresas y eso le da mayor sostenibilidad porque ahora son privados que están alimentando al sistema no solo el sistema financiero”.
Mientras Merentes seguía con sus juegos de palabras, el ministro Giordani se dedicaba a aprobar las emisiones de deuda para endeudar a Venezuela y fortalecer la criatura de Merentes. Así se mantuvo el Sitme entre junio de 2010 y el 8 de febrero de 2013, cuando feneció con la devaluación decretada ese día. Pero vale la pena revisar, también para dejarlo consignado ante la historia, las declaraciones que emitió el ministro Giordani el 14 de febrero de 2013. Son todo un testimonio. “Se creó un mecanismo como el Sitme que nació genéticamente perverso.
Cuando creas un sistema de administración de divisas el otro polo (la gente que quiere burlarlo y sacar provecho) nace automáticamente. Puedes perseguirlos, pero siempre le buscan la vuelta: la sobrefacturación, los containers llenos de piedra… trucos para lograr su meta: comprar barato y vender caro”.
Estas declaraciones resultan insólitas, dichas por un funcionario que ha tenido el poder absoluto en materia económica y financiera en Venezuela. Pero más sorprendente fue lo que dijo el ministro Giordani el 16 de marzo de 2013 en lo que parece ser su despedida: “El Sitme era la cobija de los banqueros venezolanos, esos son más de 25 mil millones de dólares se fueron y ahora están pensando en un mecanismo sustituto”. Alguien que observe y pondere las declaraciones de Merentes, por una parte y las de Giordani, por el otro no puede sino concluir que Venezuela está en manos de unos amateurs jugando con la economía.
En manos de estos aficionados Venezuela como país no ha colapsado porque la Divina Providencia ha contribuido a salvarla, al disfrutar el país de un precio petrolero que admite ese tipo de experimentos como el Sitme.
Lo demencial llegó a su clímax cuando al eliminarse el Sitme, los genios que dirigen la economía no se les ocurrió la idea de diseñar un mecanismo sustituto que permita suplir divisas en un contexto en el cual Cadivi ha cerrado el acceso a los dólares y la economía sufre una severa astringencia de moneda extranjera.