Esta vez no hubo alcabala, tampoco una persecución con consecuencias nefastas y las víctimas tampoco contaban con un padre que tuviera un cargo diplomático, aunque fuera honorario. Ahora la historia es diferente. Son dos los muertos y ambos aparecieron en un tiradero de basura conocido como El Palotal, en Maracaibo, estado Zulia, publica La Verdad.
Por José Manuel Sánchez / Maracaibo / jsanchez@laverdad.com
Se trata del caso de Kelvin Joaquín Carrera Pérez (19) y Rafael Antonio Romero Jiménez (18), a quienes ajusticiaron el pasado jueves en la madrugada. Son ocho los presuntos responsables de este atroz crimen, de los cuales, dicho sea de paso, siete son policías nacionales (PN) y uno es guardia nacional (GN).
La Policía científica, subdelegación Maracaibo, capturó unos el lunes en la tarde y el martes dieron con el resto. La mayoría se encontraba en diferentes partes de la capital zuliana y del municipio San Francisco.
Su detención se produjo gracias a la declaraciones de la los testigos y con el cruce de algunas llamadas. Tras su aprehensión fueron trasladados hasta la sede de Polisur, donde permanecerán hasta que el Ministerio Público presente los cargos.
Se conoció que cada funcionario capturado delató al menos a uno de sus compañeros de fechoría, hasta que todos cayeron en manos del cuerpo detectivesco. Hasta los momentos sus identidades son desconocidas, incluso para los parientes de los ultimados quienes, pasaron la mañana de ayer declarando en la Fiscalía.
Fuerza bruta
Mariela Pérez, madre de Carrera, se encontraba acompañando a su progenitora al médico cuando se enteró de que los medios de comunicación estaban en la puerta de su casa, ubicada en el barrio Negro Primero del municipio San Francisco. Inmediatamente tomó rumbo a su hogar para contar su rol en los momentos finales de su hijo.
Al llegar contó que la noche del miércoles 13 su yerna, Andrea, la llamó preocupada para informarle que un grupo de hombres armados entró a su vivienda y se llevaron a la fuerza a Carrera y a un amigo llamado Cristian. Antes a Romero lo habían sacado de su domicilio, ubicado en el barrio 19 de abril, donde golpearon a su madre y a su hermano menor.
Los tres jóvenes fueron trasladados a la vía Los Dulces a bordo de un Century vinotinto y un Corsa gris. En ese sector abandonaron con vida a Cristian y siguieron su camino hasta el sector El Comején, en El Palotal, donde pasada la medianoche ajusticiaron a Carrera y a Romero. Los dos tenían tiros en la cabeza. Hallaron los cuerpos a las 7.00 de la mañana.
Casi llorando, Pérez comentó que cuatro días antes del homicidio las víctimas sostuvieron un problema con uno de los funcionarios detenidos. “Uno de ellos como que acusó a mi hijo de robarse una moto en La Coromoto. Tanto así que cuando se lo llevaron de la casa de su novia cargaron su moto, que no aparece”.
Las Policías científica y Nacional no se han pronunciado respecto al crimen y la captura de los ocho funcionarios. Se espera que en las próximas horas se pronuncien en torno al caso.
Kelvin Joaquín Carrera Pérez (19): Trabajaba promocionando perfumes. Era el tercero de cuatro hermanos.
Rafael Antonio Romero Jiménez (18): Era amigo de Kelvin desde hace cuatro meses.
“Mi hijo era un muchacho trabajador. Si cometió ese delito que ellos decían, igual no se merecía que lo mataran como un perro”.
Mariela Pérez, madre de Kelvin.