Ayer la mitad del país tomo en chanza el tema del pajarito, una parte no sabía si burlarse o sentir lástima y es probable que los maduristas radicales se sientan identificados y aplaudan semejante exabrupto, sin embargo mi oficio me obliga a tratar de indagar el significado político y lo que buscan los asesores de Nicolás cuando deciden iniciar su campaña viendo pajaritos.
Lo primero que tenemos que dilucidar es si Joao Santana, el asesor brasilero de los millones de dólares, fue quien le recomendó a Nicolás usar la fábula del pajarito. La información que he podido obtener apunta a que efectivamente la línea estratégica es afincarse en los elementos mágico religiosos asociados al fallecimiento del ex presidente y sus poderes sobrenaturales, para que el electorado no se detenga siquiera a pensar en el candidato Nicolás. Joao y su equipo ejecutan esta estrategia de manera profesional y con visión de marketing político, no con la piratería que subyace en la fábula del pajarito, con lo cual podemos concluir que la fábula salió del ingenio de Nicolás y pareciera más bien idea de alguno de sus asesores cubanos.
Resuelto el tema de la autoría, vamos a intentar discernir las razones políticas y sus potenciales consecuencias en el transcurso de la corta pero intensa campaña. Lo primero y evidente es que con ella se busca reforzar el vínculo esotérico con el presidente fallecido e intentar desviar el foco de la opinión pública de las devaluaciones que ha realizado Maduro en sus largos 100 días, así como minimizar los costos políticos de la escasez, la inseguridad y los problemas internos que existen en el PSUV por la pretensión hegemónica del madurismo. Ahora, siendo ese el principal objetivo político electoral no suena lógico que ridiculicen a su candidato para lograrlo. En tiempos del ex presidente recurrían al expediente de los magnicidios, amenazas de invasión imperial o acusaciones estrambóticas contra la oposición, se buscaban elementos distractores que no mancharan la imagen del candidato sino que por el contrario lo realzaran.
Otra explicación puede ser que al candidato sobrevenido le está ocurriendo un fenómeno similar a lo que le pasó a Diógenes Escalante, guardando las distancias sobre la calidad humana, política, ética y democrática de los dos personajes. No es descabellado que frente a tanta presión y estrés el pobre Nicolás sufra devaneos mentales o ataques, ojalá fugaces, de pérdida del sentido de la realidad. Sin embargo, aún cuando tenga conductas extrañas no creo que Nicolás haya perdido el sentido de la realidad, pero igual el país debe estar pendiente no vaya a ser que ocurra un evento sicológico sobrevenido.
Mi opinión es que la razón del invento de la fábula se debe en primer lugar a su falta de tino político, a su incapacidad crónica de comprender la idiosincrasia del pueblo venezolano, ya que tiene años codeándose con dirigentes extranjeros y recorriendo palacios en lugar de barrios o pueblos venezolanos, lo que le lleva a creer que ese tipo de ridiculeces dan votos, y en segundo lugar a sus convicciones religiosas. Toda la información que se posee indica que Nicolás es seguidor de Sathya Sai baba y basándose en esas creencias, supuestamente el fallecido presidente debe estar en la cuarta etapa del viaje astral hacia la reencarnación. Nicolás vuelve a mentir cuando hace creer que es cristiano y católico, no, él profesa el hinduismo y por ello no ha permitido que al ex presidente se le dé cristiana sepultura. Sus creencias, asociadas a la influencia de la propaganda castrista, es lo que explica el disparate del embalsamamiento y la negación del mandato cristiano de dejar a los muertos descansar en paz.
El desempaño de Nicolás está reafirmando cada día que él es quizás el mayor error político del ex presidente, que habría que decir no tenía buen ojo al momento de elegir su entorno, de hecho el país recuerda como sustituyeron al fallecido ex gobernador Jesús Aguilarte en Apure, el caso de Tareck en Anzoátegui, al igual que los gobernadores de Aragua y Trujillo, entre otros muchos personajes que resultaron profundamente ineficaces. El tamaño del error político personalizado en Nicolás es de tal magnitud que en menos de 60 días lleva tres devaluaciones: devaluó el dólar Cadivi, el Sitme fue sustituido y devaluado por el Sicad y a su jefe lo devaluó de Águila a “pajarito”.
Lo he dicho en varias oportunidades, en época electoral, el país coloca un zoom sobre los candidatos, independientemente del lapso de la campaña, para evaluar a quien le entregarán la conducción del país. Nicolás sigue así, por favor inventa todas los días una fábula que Venezuela necesita una conducción honesta y nacionalista y cada vez que se te ocurre una genialidad pones tu granito de arena para que ello ocurra.
Carlos Valero
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