Alberto Franceschi: El filósofo Willie Colón

Alberto Franceschi: El filósofo Willie Colón

Éramos millones en aquel abril de 2002  lleno de promesas de libertad  y el 11 se marchó a Miraflores a exigirle  su salida del poder despótico. Eso lo arráncanos. Pero un puño de vivos frustró todo, agarrándose el poder el 12 para tratar de convertirlo en compañía anónima. De todo eso hay responsables  y algún día escribiremos descarnadamente todo lo que ocurrió. Pero eso es ya historia y a muchos no les ha alcanzado lo que les quedaba de vida la vida para arrepentirse.

Este abril  se vuelve al escenario de las imponentes multitudes que tumban gobierno o los mantienen. Es un hecho que ahora  se hace visible que  el poder debe cambiar de  eje, de manos y de identidad, porque en este  que hay ahora, solo se identifican los intereses de los chulos castristas y de otras latitudes y la ladronera local,  que bailan desnudos sobre sus yates con la cara escondida, pero sabemos que son  los que  se enjuagan la boca con la palabra pueblo, para seguir esta manguangua de corruptos y mandones.

Este abril de primaveras, aquella frustrada y esta que brota con  destellante posibilidad de vida nueva,  nos dará la oportunidad de  reconstruir el tejido de esta nación de  gente buena  pero donde  un porcentaje minoritario sin moral, ni honor y sobre todo irresponsables pretender mantener la sobrevida de un régimen que oficialmente terminó el 5 de Marzo con la muerte de su creador y que solo anda por allí mentado como mini silbador de bendiciones y consejos  que muy poco puede  añadir a cerebros achicharrados por fanatismos e incompetencias, que por cierto les haría bien  intentar,  con muchos años en la oposición, prepararse mejor para lo que ahora evidentemente carecen de credenciales, porque de mandado en mandado,  nunca supieron tomar una sola decisión  propia. Y deberán aprender que  gobernar es por definición asumir el papel de responsabilidad directa  sobre lo que se ordena.

Por primera vez aparece  claramente una clara identidad entre  lo que quiere quien convoca y que está decidido a impulsar,  y  lo que desean y están dispuestos a asumir los convocados: ganar el poder, defender a cualquier precio la victoria, gobernar un drástico cambio de rumbo del país y lograr la unidad nacional  tras un objetivo  de nobleza colectiva.

Este 14 de abril,  cuando ellos  impusieron  hacer la elección presidencial  para simbolizar que conmemoraban el poder recuperado, que habían perdido  el  11  de Abril de 2002, se enredaron  en sus propias maniobras  y no se dieron cuenta que esas coincidencias de fecha  podían también significar lo opuesto, a saber:  que  logrando nosotros el poder con votos y apoyados  en una gigantesca mayoría movilizada,  esta vez a  diferencia de aquella fecha donde solo contamos con  las vías de hecho, ahora sumamos que se daría la inapelable  vía de  derecho de nuestra mayoría de votos.

Una mayoría electoral lograda por Capriles que resulta la expresión de una mayoría movilizada como la de la Avenida Bolívar  y  todos los grandes actos en los estados, están configurando que de hecho y de derecho el poder puede y debe, a partir del 14, cambiar de manos  o esta  república se fractura y abría que reconstruirla tras muy penosos traumas. Pero la primavera es vida y es trinar de pájaros que anuncian  alegrías y no mensajes fúnebres. Es cierto que hay pájaros de mal agüero, son los que anuncian pesares, pero ya el cupo está saturado,  ahora les toca el turno a las palomas que simbolizan libertad. Como dice el  filósofo Willy Colon PINTEMOS PALOMAS.

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