Beatriz Lecumberri/Afp
Conmigo o contra mí, revolucionario o burgués capitalista, patriota o imperialista, chavista o “escuálido” (apelativo despectivo para designar a los detractores del gobierno): etiquetas como éstas acompañan a los ciudadanos desde hace años y han separado familias, amigos y empresas.
Hastiados, los venezolanos han multiplicado las iniciativas para el reencuentro y el diálogo: partidos de béisbol, actos culturales, manifestaciones y numerosas iniciativas en las redes sociales hablan de reconciliación, un reto que también está presente en la campaña de los dos candidatos a la presidencia, el oficialista Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles.
“Siempre hemos trabajado con los que piensan diferente. La intolerancia y la crispación han venido de la derecha. Lo que hemos hecho en 14 años ha sido únicamente responder”, aseguró Maduro en una entrevista con la AFP, garantizando que a partir del 15 de abril si es elegido presidente “profundizará el diálogo bolivariano con todos los sectores que quieran debatir y trabajar”.
“Yo decreto que el 15 de abril será el día de la paz, el encuentro y la reconciliación de todos los venezolanos”, clama en sus mítines Capriles, cuya consigna de campaña es precisamente “Venezuela somos todos”.
Para sus detractores, el presidente Hugo Chávez, militar de formación, avivó esa división e incrementó su fuerza transformando en “enemigo” a la mitad del país.
“La posición del gobierno es que sólo existe el gobierno y los demás somos apátridas o traidores. Pero esto es insostenible y la pluralidad se va a imponer”, explicó a la AFP, Ramón Guillermo Aveledo, coordinador de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Desde el gobierno se apunta a que Maduro, un civil que ha sido durante seis años ministro de Relaciones Exteriores, puede ser el hombre adecuado para llevar a cabo el acercamiento entre los venezolanos en este momento de transición política.
“No tiene ese pasado de otros líderes chavistas que podría generar un cierto rechazo. No ha tomado decisiones impopulares como una expropiación y no ha manejado las finanzas. Con él la política internacional de Venezuela fue un éxito y eso es innegable”, aseguran estas fuentes.
Pese a que su campaña está teniendo un tono muy radical, Maduro, es visto como un hombre más conciliador que el núcleo duro del chavismo. Para otros expertos, su talante es una gran incógnita por haber estado a la sombra de Chávez durante años.
“Habrá que ver quién es Maduro. Si gana y lo hace por una diferencia grande quedará fortalecido y negociará con más holgura para imponer sus decisiones dentro del chavismo, pero si gana por tres o cuatro puntos porcentuales no va a ser tan fácil”, previó la historiadora Margarita López Maya, coordinadora del libro “Ideas para debatir el socialismo del siglo XXI”.
Aveledo subrayó que desde el poder no se ha enviado ninguna señal de diálogo a la oposición desde la muerte de Chávez. “La gente está agotada de esta división, independientemente de cómo piensen o por quién voten. Nuestro objetivo es un país sin exclusiones y por eso lucharemos el 14 de abril, pero también el 15 y el 16. Porque esta división es artificial y está obligada a disolverse. La pregunta es cuándo”, apuntó.
Para Manuel Felipe Sierra, veterano periodista y autor de varios libros sobre la realidad política venezolana como “Los Hilos del Poder”, Maduro “estará obligado a trabajar en equipo” si gana.
“Chávez representaba un gran factor de división de la sociedad. Eso con Maduro cederá. Por ser un civil y por su carácter, está obligado a formar un equipo plural, como ocurre en la mayoría de los gobiernos del mundo”, dijo.
En un momento en que los desafíos económicos son grandes en este país que produce tres millones de barriles de petróleo por día pero donde la inflación supera el 20% anual, los empresarios no tienen suficientes dólares para importar y el poder adquisitivo de los ciudadanos disminuye tras la reciente devaluación, el gremio empresarial también considera urgente el diálogo entre sector privado y gobierno.
“Venezuela ya no puede seguir adelante si no se tiene en cuenta al empresario privado. Pero hay que dejar claro que ésta no es una sociedad enfrentada. La división y la conflictividad son políticas. Creo que muchos pensaban que la muerte de Chávez iba a provocar la anarquía y no fue así. Venezuela está a la expectativa pero no está conmocionada”, opinó Jorge Botti, presidente de Fedecámaras (organización patronal).