La incompetencia comprobada de Nicolás pondrá a nuestra patria en manos de sus mentores caribeños que lo único que han hecho por más de 50 años es utilizar los organismos oficiales para reprimir y tener control social. Para Nicolás, y las viudas del comunismo y el fascismo disfrazado de izquierda en el mundo, la caída del muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética no se debió a la imposibilidad material de mantener un sistema que desaparece al individuo y sus capacidades creativas al extremo, sino a conspiraciones de la iglesia y el capitalismo mundial. La enajenación mental de los ideólogos del madurismo es tal, que en días pasados le leí a Eleazar Rangel decir que el nuevo Papa tiene la misión de atacar los movimientos “progresistas” de América Latina, así como en su momento Juan Pablo II se encargó de acabar con el sistema soviético y promover el fracaso de ese modelo, para satisfacer al imperio estadounidense y a sus aliados europeos y asiáticos.
La historia demostró que el estilo de vida del ciudadano de a pie en esos modelos emula una especie de neo esclavismo donde todos trabajan por y para el Estado en abstracto, pero en la práctica son esclavos de una burocracia que por tener el control de las armas somete a la sociedad. La razón fundamental por la cual el castro comunismo no genera bienestar es porque acaba con el emprendimiento individual, con la capacidad innovadora del hombre, creando un sistema de valores y de gobierno contra natura para el placer y bienestar supremo del grupo que gobierna sustentado en el trabajo de la clase obrera. Es una abominación histórica como la lucha de clases promovida en las tesis marxistas leninistas para instaurar el gobierno de los trabajadores, terminó acabando con la clase obrera y con sus añoranzas de igualdad y libertad.
El modelo de Nicolás y su combo persiguen exactamente los mismos objetivos. Nicmer Evans lo alertó al escribir: “Nicolás, abandonar la lucha de clases es traicionar el legado de Hugo Chávez” y en los discursos de Nicolás, cuando logra articular una oración, resalta que la clase trabajadora va salir victoriosa sobre la derecha y que al votar por Maduro se consolida el socialismo en Venezuela, quitándole el apellido de Siglo XXI. Para su jefe político el socialismo del siglo XXI era una mezcla extraña del pensamiento de Zamora, Bolívar y Simón Rodríguez, lo cual en medio de una rumba redistributiva era ineficiente, corrupta y condenaba a los pobres a seguir siendo pobres, pero en relación a las libertades y a nuestro modelo de vida se ajustaba más al viejo refrán de que perro que ladra no muerde, mientras que el pensamiento político de Nicolás se fundamenta en Stalin, Mao y Fidel, quienes pasaron a la historia como los enterradores de las ideas de Marx y aplicaron el exterminio y la muerte para perpetuarse en el poder. El retroceso civilizatorio del pensamiento de Maduro seguramente nos llevaría al intento de revivir el fracasado esquema cubano.
Los factores que adversan al gobierno fueron acusados durante mucho tiempo de quedarse pegados en el discurso institucional sobre la democracia y las leyes. Tenemos que traducir en el lenguaje más simple que de ganar Nicolás el modelo de gobierno que promueven traerá una mezcla diabólica de autoritarismo con escasez, inflación, desempleo y crisis económica y para tratar de paliar este caos, y seguir en el poder, recurrirán a fórmulas autoritarias y represivas. El pueblo debe entender que el gobierno de Maduro no será el de la clase obrera sino el de los hombres esclavizados al servicio de funcionarios públicos que obedecen a oscuros intereses. Oponerse activamente a estos señores es un imperativo moral combinado con elementos prácticos de poder vivir tranquilos, desarrollar nuestras ideas individuales y colectivas y colocar a nuestro país en la senda de la modernidad, el progreso, la unidad nacional y la paz.
El gran reto de @hcapriles y de las personas que decididamente estamos trabajando por consolidar una nueva mayoría nacionalista es construir una utopía de país compartida por todos, un sueño, concepto o imagen superior de patria que tenga visión de largo aliento y coloque la vida, el bienestar y el desarrollo por encima del ejercicio del poder. La Venezuela que amanecerá el 15 debe destilar, a través de todos sus hijos democracia y libertad. La lucha en la cual yo me he comprometido por 14 años no es para sustituir unos poderosos rojos por otros de cualquier color, sino para diseñar un país que exprese nuestros símbolos patrios como elementos unificadores y no de división.
Todos las señales de estudios de opinión entregados, mas no publicados hasta ayer, indicaban que el país despierta del aletargamiento propagandístico y que la gente se expresará masivamente sin miedo, lo cual nos invita a pensar en la construcción de un país donde no exista la exclusión, el chantaje o el uso de nuestro petróleo como instrumento de dominación de un grupo sobre otro. Mi compromiso está ubicado en este plano y seré implacable para criticar las desviaciones autoritarias del nuevo gobierno. Confío plenamente en Capriles, pero mi compromiso siempre ha sido luchar por los más débiles y promover los valores democráticos, así que espero que nunca tenga que escoger entre apoyar a Henrique o a los intereses del pueblo, porque definitivamente me colocaré al lado de la gente.
Se abre un nuevo capítulo en nuestra historia. A estas alturas todos deben tener su lista de tareas y de personas que deben celosamente garantizar que voten. La Venezuela democrática que se instaura a partir del 15 de abril debe trabajar incansablemente para lograr una igualdad pero hacia arriba de todos los venezolanos, abrazar a todos y trabajar para todos, debe erradicar la confrontación y las bases estructurales de la pobreza. Otros países lo han hecho y nosotros tenemos todo para lograrlo.
Carlos Valero
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