Decenas de miles de opositores al proyecto de ley legalizando el matrimonio homosexual desfilaron el domingo en las calles de París, a dos días de un solemne voto en la Asamblea Nacional de esa ley que ha dividido y crispado a Francia y puesto a la policía en alerta.
Mientras, millares de partidarios de esa legislación que abrirá la vía al matrimonio gay y la adopción por parte de parejas homosexuales se congregaron en la plaza de la Bastilla, convocados por asociaciones de defensa de los homosexuales.
Por Ana Maria ECHEVERRIA/ Afp
Uno de los primeros en llegar a la Bastilla fue el alcalde de París, Bertrand Delanoe, que ha denunciado el clima de homofobia que se ha desatado en Francia a raíz del proyecto de “la ley del matrimonio para todos”, a la que se oponen los partidos de derecha y extrema de derecha y la jerarquía de la Iglesia católica francesa, que han galvanizado las protestas contra esa legislación.
A sólo unos kilómetros de la Bastilla y fuertemente custodiados por las fuerzas de seguridad, que temen desbordamientos, millares de detractores de esa ley partieron de la plaza Denfert Rochereau (sur de París), agitando banderas y lanzando consignas contra el presidente François Hollande, a quien acusan de “no escuchar a los franceses”.
La policía calculó los participantes en esta protesta en unos 45.000, frente a los 70.000 de los orgaizadores.
Las movilizaciones del domingo se desarrollan tras semanas de protestas, escraches y hasta agresiones contra homosexuales por parte de los opositores a la ley Taubira, llamada así por la ministra de justicia Christiane Taubira.
La ministra ha liderado en la asamblea legislativa la defensa de ese proyecto de ley que convertirá a Francia en el décimo cuarto país en el mundo que extiende a las parejas homosexuales los derechos del matrimonio.
Agitando una bandera con los colores de la bandera gala, una manifestante de 21 años, que dijo llamarse Anne Laure, marchaba al lado de un joven cura con sotana que leía una biblia.
“Somos cientos de miles de franceses los que nos oponemos a una ley que es una aberración, contra natura”, dijo la joven, que vestía un traje blanco y cubría sus cabellos rubios con un gorro frigio.
A unos pasos, una pareja joven con un niño en brazos agitaba una bandera rosa encendido, uno de los colores preferidos de los participantes en la “marcha para todos”.
“Los niños de Francia merecen una familia normal”, se leía en la banderola impresa con las siluetas de una madre, un padre y dos niños blancos, el color de la mayoría de los manifestantes de la marcha contra el matrimonio gay, en la que participaron diputados y líderes del partido de derecha UMP.
También participó en la protesta un pequeño grupo de musulmanes, que llevaban una gran banderola blanca donde se leía: “Los musulmanes de Francia no aceptarán jamás esa ley”
“Nos tratan de pintar como reaccionarios, hasta fascistas, porque estamos en desacuerdo con esa ley. Yo lo que tengo es una fuerte convicción de que esa ley no responde a lo quiere la mayor parte de franceses”, aseguró Jean Philippe, un hombre de unos 50 años elegantemente vestido y con un rosa blanca en el ojal.
“Somos ya 70.000”, gritó un manifestante en un megáfono al llegar a mediados de la tarde a la plaza de los Inválidos, donde los organizadores de la “manifestación para todos” han convocado a una vigilia.
“Hollande, dimite”, gritó al llegar a los Inválidos un grupo de manifestantes, bajo el atento ojo de la policía, que informó haber procedido a “algunas detenciones”, sin dar más precisiones.