El candidato oficial y su brazo político, el CNE, se confiaron demasiado en las encuestas y en lo que creían un invencible aparataje electoral constituido por el propio CNE y por el ventajismo del Estado, incluido el poder de amenaza de no pocos militares del Plan República y de los paramilitares rojos que, armados y cabalgando sobre sus potentes motos, sacaron a la fuerza a testigos opositores de cientos de centros de votación.
Pero pronto las cuatro militantes del “madurismo” en el CNE se dieron cuenta de que el 14-A Maduro no repuntaba, así que se aplicó un plan “correctivo” en centros de una sola mesa y en aquellos donde los testigos opositores fueron ahuyentados por la tarde a punta de pistola. El resultado fue la chapuzaelectoral anunciada por Tibisay la noche del 14-A: el “hijo” de Chávez “ganaba”a Capriles por unos 200 mil votos pero la prisa dejó innumerables huellas, por eso la negativa a autorizar una auditoría de verdad y no la “mamarrachada” de cotejar papeletas con actas (que coincidirán, sin duda), sin escudriñar en los cuadernos cuántos multicedulados votaron y cuántos miembros de mesa rojitos, sin testigos que se les opusieran, pulsaron el botón de la máquina electoral hasta dejar exhausta la abstención y lograr el 100% de “participación” electoral a favor de Maduro. Capriles refiere la cantidad de mesas donde el candidato oficial logró la “proeza” de sacar más votos que Chávez el 07-O, a pesar de que ese 14-A la tendencia nacional de Maduro fue la de una votación muy inferior a la obtenida por su “padre” en octubre pasado.
La periodista Adriana Rivera (El Nacional 19-04-13) demuestra que es en los cuadernos de votación donde aparecería retratado el fraude que dio “ganador” a Nicolás Maduro: “Una delegación brasileña que formó parte de la misión deUnasur para acompañar los comicios presidenciales del 14-A constató el funcionamiento irregular de las máquinas captahuellas en el centro de votación del colegio Santa Rosa de Lima, en Baruta. (… ) Las máquinas que forman parte del SAI, deben identificar a cada votante antes de desbloquear los equipos para ejercer el sufragio: De esa manera se impide que la misma persona vote más de una vez. La anomalía que motivó el reclamo fue descubierta a las 5:00 pm. La hija de una anciana que acudía a votar posó por error su dedo pulgar en una máquina captahuella. El sistema inmediatamente la habilitó para sufragar aunque eso no debió ocurrir porque el proceso de verificación se realizaba con el N° de cédula de su madre. En ese momento, dos acompañantes de Unasur, los brasileños Matías Jiménez y Felipe Goulat, estaban observando el proceso. La testigo de la Mesa de la Unidad recuerda que inmediatamente probaron si pasaba lo mismo con las captahuellas de las otras 15 mesas electorales del centro. En el acta, que también fue firmada por el operador de las máquinas de votación, se expone lo sucedido: varios electores pasaron por las mesas y comprobaron que, al introducir el N° de cédula de otra persona y poner ellos su pulgar, el sistema los validaba para sufragar. “Esto se repitió en 8 mesas más con diferentes electores que fueron autorizados a votar al colocar sus huellas sin ser los portadores de la cédula que se introdujo. Incluso los acompañantes Jiménez y Goulat -detalla el acta- hicieron la comprobación y colocaron sus pulgares en las captahuellas que los autorizó para pasar a votar, aun cuando no están inscritos en el REP por ser extranjeros (… ) Los testigos del oficialismo también pusieron el dedo y no lo podían creer. A esa hora todas las máquinas se activaban (…) Una misma persona, con distintas cédulas, activaba el voto al poner la huella. Así que no se cumple la regla de una persona-un voto. Los brasileños les aseguraron que “darían fe de la anomalía ante su grupo”, pero al día siguiente convalidaron los resultados sin mencionar la irregularidad que presenciaron”. (Los petrodólares y las compras a Brasil hacen milagros). Por la negativa del CNE a revisar los cuadernos, cabe suponer que tan grave anomalía pudo haber ocurrido en cientos de centros más. Con razón Capriles al anunciar la impugnación de las presidenciales declaró que “si no tenemos acceso al cuaderno de votación, a la verificación de la firma, de la huella, y a revisar lo que personaliza el voto, entonces no vamos a participar en una auditoría que se constituiría en una burla a los venezolanos y al mundo”.
La respuesta oficial al fraude es un acoso brutal contra la disidencia y despidos de funcionarios, a semejanza del fascismo. El broche que muestra las fauces de una dictadura es el virtual cierre del Parlamento. Ellos se creen tan eternos que no ven lo cerquita que están del Tribunal de La Haya.