Un brillante ejercicio futbolístico en el Camp Nou, allí donde el Bayern de Múnich tenía una deuda histórica, le ha permitido al equipo bávaro clasificarse a lo grande para su décima final de la Champions, que jugará ante el Borussia Dortmund, tras imponerse sin paliativos (0-3) a un disminuido Barcelona que jugó sin Leo Messi.
A modo de traspaso de poderes, el equipo de Jupp Heynckes dio una lección de fútbol en el templo barcelonista. Acostumbrado a ofrecer exhibiciones en los últimos años, los azulgrana vieron la otra cara de la moneda y cedieron ante el incontestable fútbol de un gran Bayern.
La vida no es igual para el Barça sin Leo Messi. El día que estaba llamado a ser el gran protagonista, el mejor jugador del mundo se quedó en el banquillo aquejado de problemas físicos. Sin Messi, pero tampoco sin Sergio Busquets ni Alba ni Mascherano ni Puyol, a los azulgrana se le acumularon demasiados problemas desde antes de empezar el partido
El Barça ya era un equipo descabezado desde la alineación, un equipo sin alma que tuvo que apuntarse demasiado pronto a la épica. Los azulgrana son más de monólogo que de diálogo, de discurso directo, pero hoy desde el principio se adivinaba una tragicomedia ante el empaque del rival, un primoroso equipo.
La velocidad de Arjen Robben y el juego al espacio llevó a los azulgrana por el camino de la amargura. Vilanova decidió arriesgar con una defensa con tres y Alves jugando más por el carril en ataque que en defensa.
Con el paso de los minutos, recuperó la posesión de balón el Barça, pero sin profundidad. El Bayern, que nunca perdió la compostura, nunca fue conservador. Su fútbol, su físico, su colocación y su solvencia amilanó a los locales, quienes no tenían respuestas.
Un gol de Robben, en el minuto 48, fue el principio del fin. El Barça nunca se creyó en la posibilidad de remontar el partido y su alicaído fútbol fue el reflejo del estado de ánimo en el que se encontraba hoy el equipo.
De un año para otro, el equipo azulgrana ha vuelto a alcanzar las semifinales de la Champions, pero ahora ha caído de la peor de las maneras por un parcial 7-0, el peor parcial encajado por los azulgrana en la historia de las competiciones europeas, puesto que al gol de Robben se añadió un tanto marcado en propia puerta por Gerard Piqué en el minuto 72 y otro más por Thomas Muller en el 76.
Fotos EFE