Cada primero de mayo se recuerda al trabajador y su salario. En Venezuela, tener chamba no es garantía de progreso, porque por más que el gobierno decrete aumentos de sueldos, la inflación hace que la platica no alcance para cubrir lo básico. Los asalariados hacen maromas para que el dinerito les alcance. Algunos se rebuscan y, aparte del sueldo fijo, se dedican al comercio informal para llegar al final de la quincena.
Como cada año, el gobierno emite su decreto de aumento de salario mínimo, que esta vez será de entre 38 y 45%. Pero este incremento no se hará de una vez, sino por partes y distribuidos desde mayo hasta noviembre. A partir del 1° de mayo, el mínimo sube 20% y pasará de Bs 2.047 a Bs 2.456,40.
Sacrificio
Héctor López, padre de familia que labora como vigilante adscrito a una empresa de seguridad y vigilancia de la zona norte de Anzoátegui, asegura que su sueldo no le alcanza para nada y no devenga lo justo acorde con el número de horas que labora diariamente.
“Trabajo en esto por necesidad, porque ha sido uno de los pocos lugares que me han abierto las puertas, pero lo justo es lo justo. Yo gano un poco más del sueldo mínimo por 12 horas diarias, de 7 de la mañana a 7 de la noche, y arriesgo mi vida todos los días. Unos compañeros y yo exigiremos que sean sólo ocho horas de labores diarias, tal como está estipulado en la Ley”.
Otra trabajadora, Carolina Martínez, que “con el sudor de la frente” mantiene a sus dos chamos, uno de 17 y otro de 2 años, mencionó que cuando sale de su casa a comprar algo, se encomienda al Todopoderoso porque o no consigue nada de lo que busca, o todo está por las nubes. “La plata alcanza mucho menos cuando tienes hijos. Es triste, pero es la realidad”, dijo la mujer.
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