Después de la emboscada roja en la Asamblea Nacional, Nicolás declaró que había conversado con el compañero presidente de la asamblea, quien se comprometió a tomar medidas para que no volviera a ocurrir un hecho tan lamentable. Maduro calificó lo ocurrido como una sampablera, dejando entrever con inseguridad, que la responsabilidad del lamentable episodio recaía fundamentalmente sobre la oposición. En la madrugada del martes, el segundo hombre con más poder en el gobierno después de Diosdado, Mario Silva, trasmitió un vídeo absurdo, mal editado, tratando de distorsionar los hechos. Ese mismo material, con un fondo musical tipo el exorcista, sería trasmitido en cadena nacional provocando la burla de todo el país y dejando muy mal ante la opinión pública al ministro de propaganda y al auto denominado hijo de Chávez, pero que se apellida Maduro Moros.
Gracias a la valiente actuación de diputadas como María Corina y Nora Bracho, el mundo se enteró con veracidad de los hechos. Unas grabaciones realizadas con teléfonos celulares derrumbaron la muralla de mentiras y manipulaciones construida mediante el uso propagandístico de los medios públicos. Esta vídeo artesanal, sin edición ni musicalización ha puesto al descubierto el talante dictatorial y violento de una parte del PSUV. Segundos de valientes imágenes acabaron con la prédica democrática de esta élite decadente y sobrevenida que hoy dirige el país.
Ante lo grotesco de los hechos y el enorme error político que representó la citada emboscada para el oficialismo, se han formulado muchas hipótesis y análisis tratando de explicar las razones del por qué se permitió semejante salvajada. Yo comencé a indagar y a conversar con amigos de amigos, que tienen un primo trabajando en el gobierno y el resultado de mis pesquisas arrojó lo siguiente: en la noche de los acontecimientos, Nicolás convocó una reunión con Cabello, a la cual asistieron, según mis fuentes, unas 12 personas. Maduro le habría preguntado a Cabello: por qué permitiste esa vaina, tú sabes que la opinión pública nacional e internacional nos va a volver mier.., a lo que sin pestañar respondió el teniente con una altanería tal que obligó a Nicolás a cambiar el tema, comenzando a hablar del vídeo y las tácticas para intentar colocar a la oposición como responsable de auto golperarse brutalmente.
La veracidad de la información viene dada por la credibilidad de mi fuente y por la conducta de Cabello y Nicolás, quienes en público se juran amor eterno, pero en sus actuaciones se nota la distancia y la intensidad de sus diferencias que llegan a pugnas. Hay analistas serios y muy bien informados que sostienen que ellos están actuando coordinados asumiendo una estrategia de roles, donde Nicolás asume el papel de policía bueno y Cabello el de policía malo, para actuar frente al delincuente, que en este caso serían los 7.4 millones de electores que votaron por @hcapriles. Es probable que ellos en algún momento hayan intentado esa puesta en escena, pero el daño que Cabello le está haciendo a las bases de gobernabilidad de Nicolás son demasiado evidentes como para considerarlas parte de un juego de roles.
Ustedes se preguntarán a qué se debe la división entre ambos dirigentes. En primer lugar al origen civil y militar de cada uno de ellos. Cabello, al igual que cualquiera de los militares que participaron en la intentona de febrero del año 92, se considera con mayores galones políticos y militares para ocupar la silla de mando en el proceso. La diferencia entre civiles y militares al interior del gobierno siempre fue muy marcada y nunca explotó porque el liderazgo del ex presidente Chávez los contenía.
Asimismo, hay diferencias sobre el tema cubano. Mientras Nicolás se asume como heredero de la revolución cubana y le debe en gran medida el haber sido elegido como sucesor a la confianza que le tienen los Castro, Cabello, por su formación militar, conserva algo del nacionalismo aprendido en la academia. Recuerden que antes de la enfermedad del ex presidente, el teniente nunca había ido a rendir honores a Fidel y Raúl. Así que es altamente probable que a Cabello le disguste la descarada injerencia de oficiales caribeños en las decisiones de nuestras fuerzas armadas, a lo que se debe sumar las quejas diarias de oficiales incómodos y maltratados por los cubanos.
Agreguen a lo anterior la ambición y prepotencia del teniente sumado a los errores y falta de autoridad de Nicolás, intervenidos por su formación Stalinista que le orienta a tratar de tener el control total, para configurar un cuadro explosivo en el alto mando del proceso que ya está teniendo consecuencias políticas, sociales y económicas para todos los venezolanos medida en escasez, desabastecimiento, ilegitimidad e inestabilidad política.
Desde el día que el presidente Chávez encargó a Nicolás y a Cabello de dirigir el país, hace 6 meses, comenzó una carrera soterrada por el control del partido y del país. Inicialmente, Maduro contaba con el liderazgo del comandante y el voto de confianza de las bases partidistas, pero creo que nadie en su sano juicio imaginó que iba a ser tan mal candidato y peor presidente, por lo que a estas alturas, Cabello ya ha logrado un primer objetivo: debilitar la imagen y el liderazgo de Maduro al punto de hacerlo mucho más dependiente de él y de la cúpula militar que dice controlar. Mientras tanto, el único paso importante de Nicolás en esta disputa ha sido afianzar el apoyo de los Castro firmando un acuerdo por 2 mil millones de dólares, para garantizarse seguridad y control social y militar, poniendo a sus adversarios en una situación de mayor beligerancia.
Las pugnas dentro del PSUV tienen la característica de un suicidio político que terminará acabando con el gobierno de Nicolás y con la hegemonía del partido de gobierno. De esa disputa nadie saldrá vencedor ya que mientras ellos sólo piensan en sus cuotas de poder e influencia, el país se hunde aceleradamente en una crisis total.
Lo grave de los problemas internos del partido de gobierno es que, debido que no existe diferencia entre el PSUV y el Estado, termina involucrando a nuestras instituciones, incluyendo la fuerza armada, por lo cual en cualquier momento pueden terminar resolviendo sus diferencias con las armas de la república.
Para la sociedad democrática esos señores representan lo mismo, atraso, inseguridad, y merma en nuestra calidad de vida, por lo cual no debemos tomar partido por ningún bando. A ellos sólo les interesa el poder y lo que de él pueden obtener; privilegios, dinero y confort.
Carlos Valero
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