En una carrera por la perfección, Venezuela vive un incremento de operaciones estéticas. Tan sólo en 2012, más de 250.000 cirugías de este tipo se realizaron en el país que acumula el mayor número de títulos internacionales en concursos de belleza.
Sentirse mejor, ganar confianza, borrar la edad, son en todo el mundo las razones para operarse. Pero, Asia y América aglutinan el mayor número de operaciones estéticas, con casos como el de la nación bolivariana.
En Venezuela “hay mucho culto a la belleza, sobre todo en Caracas”, comenta Amelisa, una mujer que se sometió a la cirugía estética. “Cuando somos mujeres trabajadoras, cuando te muestras alrededor, te sientes como una cucarachita fea”, relató.
No es el país con más cirugías, no tantas como las de Estados Unidos, que supera el millón, las de Brasil o las de China, que ocupan las primeras posiciones. Pero, en un año, casi se ha duplicado el número de operaciones, 256.000, según los datos de la Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica. La sociedad en la que vivimos nos está exigiendo que tengamos una imagen determinada y como las expectativas son muy altas genera insatisfacción”
Se dice que en esa nación latinoamericana están las mujeres más bellas del mundo por aquello de que es el país que acumula más títulos internacionales, pero fuera del mundo de las misses, en las calles, alcanzar esos cánones de belleza cada vez preocupa más.
El aumento de pechos y la liposucción son las más habituales, y de acuerdo con Amelisa, “se trata de estar bien con uno mismo”. Sin embargo, los expertos hablan del miedo al rechazo social.
“La sociedad en la que vivimos nos está exigiendo a veces sin darnos cuenta que tengamos una imagen determinada, entonces como las expectativas son muy altas queremos alcanzarlas y genera insatisfacción”, asegura la psicóloga y directora de Área Humana, Julia Vidal.
En algunos casos las operaciones son extremas, que poco tienen que ver con la estética y la belleza. Producto, en ocasiones, de trastornos de la personalidad, obsesivos, explican los profesionales.
“A las personas que tengan una obsesión, enfermedades como la dismorfofobia es mejor no operarlas. (…) Si está obsesivamente buscando cambios, es una persona enferma”, explicó el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Estética y Plástica, Pedro Arquero.
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