Veamos rápidamente qué eventos ocurrieron está semana para que me atreva a definirla como de terror para Nicolás y su gobierno: en primer lugar Lorenzo Mendoza le cuenta al país, con cifras y argumento irrebatibles, las verdaderas causas estructurales del desabastecimiento y de las penurias económicas de los venezolanos, desnudando al gobierno y quitándole la única salida política frente al descontento de la escasez, como lo era culpar al sector privado, al imperio y a la oposición del problema. Lorenzo no sólo señaló que Polar, en el caso de la harina de maíz, únicamente produce el equivalente al 48 % de la demanda nacional, sino que además le informó a todos los venezolanos, con especial énfasis a los que habitan en el interior del país y en las zonas fronterizas, que el llamado “gobierno del pueblo” desvía toda la producción de su empresa a la Gran Caracas, dejando al resto del país desabastecido, es decir, aplican la vieja conseja conservadora y excluyente de que Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra.
También esta semana anunciaron el aumento del precio de la leche, la carne, el queso, aceite de girasol y de casi todos los productos de la canasta básica, en su loco intento por controlar todos los eslabones de la cadena productiva, lo cual sólo aumenta los desequilibrios y profundiza las ineficiencias. El gobierno intenta, mediante la aplicación de paños clientes, resolver un problema creado por su necesidad de mantener toda la economía postrada a la voluntad de una burocracia incapaz de entender las complejidades de producir y comercializar bienes y servicios, ya que para ellos detrás de un buen producto no hay un emprendedor sino un enemigo de la revolución porque piensa y eventualmente vota por la oposición.
Esta semana también nos dejó las dos declaraciones de Nicolás Maduro más estrambóticas y reñidas con el buen accionar de la política. Primero expresó que su popularidad le importaba “un coño” y después dijo que tenía identificado a los 900 mil electores del PSUV que votaron por @hcapriles. Con la primera nicolada deja claro que está consciente de que se ha convertido en uno de los políticos más impopulares del país, codo a codo con Diosdado Cabello, y estoy seguro que esa tendencia se profundizará hasta ser el político y el personaje más despreciado del planeta, por encima de dictadores como el presidente Sirio Bashard- al Assad Alazar, ya que la combinación de autoritarismo, muy poca ilustración, ineficiencia y serias dudas sobre su legitimidad son ingredientes suficientes para ello.
Con la otra declaración de admitir que conoce los números de cédula de los electores traidores, el ilegítimo presidente tiene como objetivo sustituir por miedo la falta de popularidad, ya que deja entrever que el voto no es secreto, que controla abiertamente el sistema automatizado del CNE y que hubo fraude. Particularmente pienso que eso es falso, ya que de ser así no estarían revisando los teléfonos celulares y las redes sociales de los trabajadores de la administración pública, pero el desespero de un ser que se sabe atrapado por el juego artero de su compañero de partido, Cabello y la enorme crisis de un modelo que hace aguas lo lleva a actuar en forma desesperada y estúpida.
Finalmente, el elemento que terminó de definir esta semana como de terror para Nicolás es que Cabello negó la convocatoria de sesiones en la Asamblea Nacional, con lo cual paraliza al gobierno al no aprobarle los créditos adicionales y le da un golpe a la democracia, porque un Estado de derecho no puede existir sin el poder legislativo, encargado precisamente de elaborar las leyes de la república. Cabello se encuentra en una posición de insubordinación frente a las órdenes del PSUV de dialogar con la oposición y permitir el funcionamiento del parlamento perjudicando principalmente a Nicolás Maduro, que siente sobre su gobierno el peso de estar cuestionado internacionalmente y necesita de la comunidad internacional para comprar legitimidad, alimentos y obtener recursos frescos que le permitan afrontar el déficit fiscal y financiar la adictiva necesidad de importar todo, desde papel higiénico hasta legitimidad.
La situación del gobierno de Nicolás es extremadamente grave para todos, pareciera que dentro del PSUV se está cocinando su salida del gobierno liderada por el presidente de la Asamblea Nacional sin importarle el costo en bienestar que pague toda la sociedad. Considero que de esa pelea no saldrá nada bueno para el país que por cierto ya decidió un líder y una visión de desarrollo muy distinta a la que actualmente rige los destinos de los venezolanos. Nosotros debemos seguir firmes en la consolidación de la nueva mayoría y aumentar cada día nuestra capacidad organizativa y de comunicación alternativa. Estamos haciendo lo correcto y de una estrategia correcta y positiva, con la ética por delante, sólo pueden emanar consecuencias positivas. Sigamos apoyando a @hcapriles y a la defensoría del pueblo Simón Bolívar que ahí está la salida a la enorme crisis que vivimos.
Carlos Valero
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