A la fiesta del año pasado llevó de hecho un abrigo plisado de color rosa pastel de la misma firma. Los complementos coronaron su puesta de ayer: clutchy zapatos a juego en beis y un sofisticado tocado de color crema de Jane Corbett que la Duquesa de Cambridge, conocida experta en reciclaje, llevó en el solemne desfile de la Orden de la Jarretera de hace un año.
La Duquesa, que está embarazada de ocho meses, se unió a los miembros de la Familia Real inglesa -sus suegros, el príncipe Carlos y la Duquesa de Cornualles, y el Duque de Edimburgo-, para disfrutar de un té (para dos en su caso) junto a los 8.000 privilegiados invitados a la residencia de la reina Isabel.
La fiesta comenzó a las 16:00 horas con un entusiasta himno nacional, interpretado por una de las dos bandas militares que proporcionaron la banda sonora al acto. Pero la duquesa Catherine fue la gran atracción. Todos los ojos estaban clavados en la deslumbrante Duquesa y en su abultado perfil, que sigue creciendo, y desde el primer momento sus más fervientes admiradores la rodearon por todas partes esperando ansiosos su oportunidad para charlar y preguntarle cómo se sentía en su segunda Fiesta del Jardín, que la reina Isabel celebra puntualmente para agradecer a todos aquellos que han contribuido al buen nombre del país.
Cumplió las expectativas con su habitual simpatía y profesionalidad saludando a las personalidades asistentes a medida que iban saliendo a su paso en los palaciegos jardines. Hubiera tenido en quién apoyarse en caso de haberlo necesitado, pero la duquesa Catherine se bastaba sola para ejercer como toda una princesa.
Fotos Reuters