Nicolás “trabaja” frenéticamente como si nada pasara. Todos los días hace “gobierno de calle”, que no son más que actos proselitistas en los que se promete el paraíso socialista y el amor y la felicidad al alcance de la mano. En esos eventos no se cansa de ofrecer y ofrecer las cosas más inverosímiles. A unos “jóvenes de la patria” les promete que van a disponer de un fondo de Bs. 500 MM; también les promete que tendrán una televisora propia para que hagan sus propios programas. Les induce a que hagan películas y señala a un niño patinetero, presente en el acto, para que su vida sea convertida en un guion y filmada. Si esto se hiciera en actos no televisados, no nos enteraríamos de ellos, pero Nicolás se encadena, por cierto cada vez más tarde y casi más que el finado. El punto es que el gobierno pretende capear el temporal de unas aguas cada vez más encrespadas; si consideramos que de las denuncias de fraude electoral, pasamos al escándalo de la golpiza a los diputados y luego al no menos sonado caso del audio del presentador, tenemos que la contingencia política no le da tregua al régimen. Por si fuera poco, la escasez, la inflación y el desabastecimiento acosan al gobierno de una manera tan severa que no le auguran nada bueno.
El caso de la escasez del papel sanitario (que nos ha hecho el hazmerreír del mundo) es revelador de lo precario de la gobernabilidad del país y que junto con el desabastecimiento del pollo, carne, aceite, azúcar, harina pan, etc., afectan seriamente la productividad laboral, ya que tanto mujeres como hombres trabajadores se ausentan de su sitio de trabajo para hacer compras, pero luego se atascan horas en las colas que se forman en los supermercados. De manera que el tiempo dedicado a realizar sus labores se ha visto mermado significativamente.
A todas estas Nicolás tiene una clara estrategia política, que implica la ya proverbial huida hacia adelante que el régimen siempre aplica, y que consiste ignorar los problemas, esperando que las cosas se arreglen como por arte de magia. Así las cosas, el diálogo con los empresarios corresponde a un viraje táctico, que no busca corregir la estrategia de llevarnos al socialismo del siglo XXI, sino ganar tiempo. En este orden de ideas, el gobierno tiene que buscar nichos (tal como el que encontró en 2011 con la GMVV) que le permitan anclarse y tener piso político. Para ello están explorando inteligentemente el sector de los pobres. De allí que cuando Nicolás anuncia la continuidad en grande de la GMVV, también resucita el programa Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, que no es más que una cosmética de los barrios, pero que busca cubrir la mayor omisión cometida contra los sectores populares durante la ejecución de la GMVV, ya que en esa macro misión no hubo una edificación construida en barrio alguno de Venezuela.
Hace pocas noches vimos a Maduro reunidos con los “jóvenes de los barrios”, prometiendo muchas cosas, más allá de lo que el gobierno puede cumplir; pero eso sí, haciendo la política efectiva que el régimen sabe hacer. Corresponde a los sectores de la MUD y al Comando Simón Bolívar, tomar nota de estos movimientos para adelantar acciones que promuevan un discurso efectivo frente a los pobres. Las políticas públicas de desarrollo urbano y vivienda que se prepararon y entregaron el 23 de enero de 2012, contienen los lineamientos que aplicados en programas continuos podrían mejorar radicalmente la realidad de los barrios en 20 años, a un costo que no es tan alto como algunos piensan, asegurando la estabilidad de las zonas populares, mejorando su infraestructura de servicios, dotándolos de equipamientos urbanos, abriendo espacios para construir parques, plazas y edificaciones comunitarias, y de paso, promoviendo la paz social del país
Miguel Méndez Rodulfo