“Antes de tomar una decisión de racionamiento hay que hacer una evaluación en relación con cuál es la situación que está ocurriendo, a quién va afectar esta medida y por qué”. Las consecuencias de un control en el abastecimiento de las familias golpearán a quienes tienen “menores recursos económicos”, alertó Raima Rujano, licenciada en Trabajo Social. laverdad.com / Yasmín Ojeda Ruiz
El riesgo que se corre con la activación del sistema automatizado de compras programadas, creado por la Gobernación del Zulia, es que “este control sería rígido, como una bomba de tiempo, porque llega un momento en el que puede explotar (la gente) ante esta barrera que le están colocando para el consumo de alimentos básicos”.
Rujano analizó que el impacto será a familias que “compran a diario” y son “extensas”. Grupos familiares que no “pueden tenerles como condición cuántos productos pueden consumir”, porque solo sus miembros saben lo que necesitan, y que “dependen de sus hábitos de alimentación y necesidades de comida”.
La población se acostumbró a que el Estado decidiera y ahora se adentró a su hogar, asume una medida y “eso no se puede hacer sin un estudio previo. Se está en contra de la libre de decisión, del ejercicio del ciudadano, de la democracia”. Además, hay otro efecto y “tiene que ver en la vida cotidiana: perder tiempo en las colas”.
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