Cuando en la cárcel disparan, sus vecinos gimen de dolor. Solo en el barrio José Gregorio Hernández cuentan un muerto y 16 heridos por las balas de los presos de Sabaneta. El año pasado superaron los 20. Este año, creen, se extenderá la cifra. Antes de hablar miran a los lados, no confían en nadie.
La Verdad/ Juan José Faría
El olor a pólvora dominical promueve la reflexión entre los pobladores de los nueve barrios más cercanos a la prisión nacional de Maracaibo. Uno de ellos, bajo una mata, recrimina que mientras hombres irresponsables cometen delitos, son ellos quienes pagan la condena. “Nos tienen vigilados, pagando extorsión y viendo cómo reclutan a los niños. Somos presos de Sabaneta”. La única esperanza está en El Soler.
Los barrios San Pedro I y II, Kennedy I y II, Libertad I y II, José Gregorio Hernández, La Vanega y La Vaneguita están bajo el yugo criminal de esas cuatro paredes. Las más de tres mil familias no responden a los caprichos de líderes negativos que gastan sumas millonarias en ostentosas banalidades, sino a las necesidades más primitivas de agresivos y desatendidos presos que se refugian en una bolsa con cocaína o en el vaciado al aire de pistolas automáticas a petición de reclusos con mayor poder.