John Gregorio Fernández Ávila, de 21 años, no fumaba ni ingería licor. A saber de su tía, Cileida Rincón, su único vicio era el pool y este lo condujo a un trágico final. Ayer en la madrugada quedó tendido sobre una mesa del juego que tanto amaba tras recibir un disparo de escopeta en el pecho.
La mujer no especificó la hora, pero sí dijo que había ocurrido en un local en el barrio Amanecer Zuliano, sector Lo de Doria, en el municipio Jesús Enrique Lossada. Indicó que su sobrino tenía solo 15 días en Maracaibo luego de que mudara su residencia a Caracas por cuestiones de trabajo.
Al parecer Fernández salió a las 9.00 de la noche, caminó una calle desde su casa hasta al sitio donde encontró la muerte. Al llegar al lugar empezó a jugar con unos amigos. Tras un par de horas conversando y calentando el brazo llegó lo que prometía ser la partida de la noche.
Un vecino, apodado el “Peye”, le propuso apostar en un juego de lisas y rayadas. Fernández no lo pensó dos veces y aceptó el reto. Desde el principio, su pasión por el deporte de precisión le rindió los frutos que esperaba ante el recién llegado, a quien no le gustó perder el dinero.
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