El culto a la personalidad manipula las características de los hombres adorados en el totalitarismo, no de modo exclusivo. En el culto a Bolívar los venezolanos creamos una “cátedra bolivariana” en la que se estudia el “pensamiento ambientalista” y el “pensamiento educativo” del Libertador por unos pocos párrafos que escribió sobre esos temas. Ya he oído a más de un infeliz proponer la cátedra del “pensamiento chavista” como materia obligatoria en el sistema educativo. El “gigante” sabía de todo y consideraba a sus ministros “toderos”. Los rotaba a placer de cartera en cartera. En cierta ocasión llegó al colmo: designó a un veterinario, un tal Héctor Soto, como ministro de la Cultura. Maduro consiguió su Héctor Soto en el Ingeniero Argenis Chávez como director de la Magistratura. Soto fue un irrespeto más del Difunto a la nación. Argenis en la DEM, además de un irrespeto, es producto de presiones a un Nicolás que se evade en un supuesto gobierno de calle.