A los gatos los cazan y desuellan para vender su piel, según han denunciado activistas de los derechos de los animales en Suiza. La existencia de un lucrativo mercado negro de pieles de gato ha conmovido a la sociedad helvética.
Gipsy tenía solo seis meses de edad cuando desapareció de su casa el noviembre pasado. Era un gato gris de pelo corto, y vivía con Walery Osowiecki y sus dos hijas, de 5 y 8 años. Era el primer gato de la familia y nunca se había alejado más de 50 metros de su casa en Colombiers, Suiza. Un día llegó a casa ensangrentado, con una herida de bala.Gipsy murió horas más tarde, durante una operación de urgencia.
Ese es solo uno de los muchos casos relacionados con el macabro negocio de pieles de gato que tienen lugar actualmente en el país.
La Constitución suiza contempla la protección de los derechos de los animales, pero también contiene una ley que permite disparar a los felinos si se alejan del hogar de sus dueños más de 200 metros. El argumento es que esta medida es necesaria para proteger a los pájaros y otros seres vivos a los que los gatos podrían cazar.
Algunos se aprovechan de esa ley para robar gatos domésticos, desollarlos y vender su piel, práctica que se ha convertido en un lucrativo negocio, según denuncian los activistas suizos, citados por el portal The Verge.
El grupo de activistas SOS Chats realizó una investigación por todo el país y halló decenas de curtidurías donde se vendían pieles de gato. En algunos lugares hasta habían empezado a criar gatos con este macabro fin. Según Tomi Tomek, una representante del grupo activista, algunas pieles llegaban a costar más de 1.700 dólares.
Tomi reveló que engañaba a los empleados para entrar en las curtidurías. “Les decía que estaba enferma y que me habían dicho que la piel de gato curaba el reuma. Les caía simpática y me preguntaban qué clase de gato quería, de qué color, y me aseguraban que podían conseguirlo”, dijo.
En un intento por luchar contra esta práctica, el Gobierno suizo dictó a principios de este año una prohibición total del tráfico de pieles de gato. No obstante, el negocio parece estar lejos de ser erradicado.