¿Cómo interpretar este hecho?
Hay quienes piensan que fue producto de un acuerdo entre ambos para repartirse el poder. Porque todavía hay, aunque usted no lo crea, gente creyendo que estamos completamente jodidos, que es imposible la más mínima fisura en mundo rojo. Es la historia de los que consideran que esta sarna es eterna.
Pero NO. Maduro no se subió al convertible americano solo para exhibir su obesa figura al lado de la “Primera Combatiente” emulando al Gigante con Marisabel y esperar que una vez instalado en el palco de honor, el Teniente Coronel Jiménez Villegas le humillara solicitando permiso para dar a Diosdado el parte del desfile. No señor. Esa no existe. Los privilegios y símbolos del poder no se entregan. Esa tocada de trasero no se la cala nadie.
Por lo cual la respuesta de Maduro a la afrenta fue una retórica incendiaria en contra de la corrupción que Diosdado y sus vampiros simbolizan. Extraño discurso para celebrar tan patriotera ocasión del 24 de junio. Pues la razón no era contribuir a restablecer la decencia y la humanidad en el país. Hoy en día ser decente es un despropósito que nos convierte en enemigos del régimen. Los rojos han exhibido sus indecencias hasta más no poder. Maduro solo respondió la ofensa de Diosdado y sus milicos nombrando la soga del dolo en la casa del ahorcado.
La creación de la “MaduroPol”, la policía secreta para presuntamente perseguir corruptos, no es un arma para adecentar la administración pública. Es un instrumento de Maduro en su lucha contra Diosdado quien no desaprovecha oportunidad para demostrarle quién es el que manda. La unidad entre los rojos luce remota. Soplan vientos turbulentos para ellos.