Un tribunal de la localidad de Lanzhou, en Gansu, declaró en noviembre de 2011 culpables de “añadir deliberadamente nitrito de sodio (un aditivo químico)” a la ejecutada, Ma Xiuling, y a su marido, Wu Guangguan, ambos granjeros en la ciudad de Pingliang.
El marido de Ma fue condenado a cadena perpetua por haber comprado el nitrito, una sentencia que la pareja había apelado hace un año sin éxito.
Según la corte, el objetivo de ambos al añadir el producto era mantener la leche más fresca y así competir con la fabricada por una pareja vecina, con la que ya habían mantenido varias disputas de negocios.
La leche adulterada provocó la muerte de un bebé de dos meses y de dos menores de dos años, y enfermó a otros treinta niños en mayo de 2011.
La inseguridad en torno a los lácteos causa una gran controversia en el país asiático desde 2008, cuando seis niños murieron y unos 300.000 fueron intoxicados por ingerir leche en polvo adulterada con melamina, según cifras oficiales.
Ante la desconfianza de la población debido a los numerosos escándalos, las autoridades chinas anunciaron el pasado mes su intención de incrementar los controles sobre la leche extranjera en polvo vendida por internet y, al mismo tiempo, elevar la seguridad de los productos lácteos nacionales.
Según datos de las autoridades sanitarias publicados a principios de enero de 2012, el 45 por ciento de los 1.176 productores de leche registrados en este país no superaron la última inspección de calidad. EFE