En el popular sector de Aguas Calientes, en el municipio fronterizo Ureña, estado Táchira, a una cuadra de la iglesia del barrio un establecimiento resalta entre todas las casas de la calle. Un letrero con un “prohibido” escrito en rojo pegado a la puerta restringe la entrada para los menores de edad. Centímetros más arriba, un pendón negro con la fotografía de un rostro modificado se roba la mirada de cualquier transeúnte.
Es el rostro de Joaquín de Lima, que poco sale a la calle, se pasa el día estudiando en internet imágenes de figuras plasmadas en la piel, esperando su próximo cliente para tatuar, y ahora contestando entrevistas por teléfono de cualquier parte del mundo.
La fama lo acompaña desde hace poco. A su teléfono ahora entran llamadas de medios de México, España, Argentina, Colombia y de cualquier otro país interesado en conocer más detalles de su historia.
El 17 de marzo de este año el mundo conoció a Joaquín de Lima como la primera persona en Latinoamérica que se tatuó la esclerótica, es decir, la membrana que recubre los ojos.
Ese domingo, la cadena Natgeo mostró en la cuarta temporada de su serie Tabú Latinoamérica, la historia de Joaquín como un joven venezolano que se practica extremas modificaciones corporales para parecerse a una bestia.
Joaquín es hijo de una cucuteña y un portugués. Nació en Caracas pero creció entre Ureña y Cúcuta, donde vivió de los 3 a los 5 años. Estudió sus primeros años en el Colegio Rómulo Gallego de Ureña, donde no fue de los más populares. Joaquín más bien hacía parte de ese grupo de niños callados, que casi pasan inadvertidos en el aula de clases. “Era el tonto del salón en la escuela. Todos me golpeaban y era el llorón de la clase”, cuenta.
Se graduó del Colegio Mi Venezuela, de San Antonio del Táchira. Para ese momento ya tenía el primer tatuaje que se hizo a los 14 años en el hombro izquierdo. No presume mucho de él porque afirma que no tiene ningún sentido. Sin embargo, al repasar su historia menciona, casi sin darse cuenta, el motivo que lo impulsó por primera vez a grabar su cuerpo con una aguja.
Su entrada al mundo universitario trajo consigo más libertad y por ende más tatuajes. A los 17 años Joaquín de Lima tenía 12 tatuajes de los cuales su mamá solo conocía uno. “Un día mi mamá apareció en la puerta de la habitación de la residencia donde me quedaba. Entró y sin mediar palabra me ordenó que me bajara los pantalones. Traté de preguntar por qué pero seguía insistiendo. Se había dado cuenta de que me estaba tatuando las piernas para que ella no lo notara”.
Joaquín compró una maquina pequeña de tatuar y comenzó a fijarse en la destreza que tenía para hacerlo. A la vez comenzó a trabajar en un canal de televisión de Ureña como camarógrafo y editor.
Afición por los hombres lobo
Así como reconoce con entusiasmo su afición por la mitología y por las historias de seres con poderes extraordinarios, que se conocen solo a través de los libros de leyendas y de las caricaturas infantiles, también acepta que de su personaje favorito, el hombre lobo, ha tomado actitudes para su personalidad, y nos cuenta el origen de todo esto.
“Todo comenzó por un fracaso matrimonial, las cosas lamentablemente no se dieron como hubiese querido. Después de estar casado me enteré de muchas cosas y no tuve la madurez para sobrellevarlo”, recuerda, mientras repite una frase que todavía le da vueltas en la cabeza. “Me dijo: por fuera puedes ser lindo pero eres una mierda de persona ” En ese momento Joaquin decidió que seria Humano por dentro y Bestia por fuera.
Ahora, su hijo Kaín tiene 5 años, compartió pocas veces con el, hasta que cumplió 1 año. Fotografías y recuerdos de esa época, es todo lo que le queda de su hijo, pues perdió su custodia en los tribunales y hoy está bajo el cuidado de los abuelos maternos. Joaquin nos cuenta que el objetivo principal de sus modificaciones, es que en un futuro, al ser un personaje único, su hijo lo pueda ubicar fácilmente.
Las modificaciones del hombre lobo
Al conocer la notificación de la perdida de la custodia de Kaín, Joaquín decidió comenzar sus modificaciones extremas, viajó a Caracas a donde un conocido y le propuso tatuarse los ojos por dentro.
Hasta ese momento el procedimiento era prácticamente nuevo en el país. Luego descubrió que era una técnica que no se había practicado antes en Latinoamérica.
En su primera sesión se tatuó la esclerótica izquierda y se incrustó cinco implantes subdérmicos en la frente. Unas prominencias redondas en forma de cachos que lo acercaron bastante a su objetivo de bestia.
A los tres días se tatuó el ojo derecho y comenzó a probar con las suspensiones.
Para el 2009 asistió a Expo Tatto Bogotá, donde por curiosidad pagó $200 mil para que lo colgaran con dos gachos de la espalda y lo suspendieran por más de 25 minutos. Era la primera vez que hacia una suspensión, donde además cargo a una persona mientras se balanceaba por el aire. Indudablemente, el novato que por primera vez asistía a una convención de tatuadores fue la sensación del evento.
“Cuando regresé a Ureña vi en internet fotos de mi suspensión en el evento. Todos comentaban mi alta resistencia al dolor”.
Actualmente Joaquín de Lima, o el licántropo como se le conoce en las redes sociales, tiene siete implantes subdérmicos en su rostro y brazos. Su lengua es bífida y tiene teñidas de negro sus escleróticas. En su espalda, pecho y rodillas tiene más de treinta cicatrices de las veces que se ha suspendido. Tiene severamente extendidos los lóbulos de sus orejas con dos aros de metal. Las prótesis que tiene en sus colmillos miden casi cinco centímetros. Tiene tatuajes en todas partes del cuerpo, se modifico las orejas.
En su local de Ureña cuelgan podemos ver certificados de seminarios privados que ha tomado para perfeccionar las técnicas de modificación corporal, dictados por los más experimentados modificadores del mundo.
Pero no siempre su local ha estado en Ureña. Hasta hace poco su establecimiento estaba en el barrio Popular, de Cúcuta, donde alcanzó incluso a tatuarle los ojos a dos personas y a colocar implantes debajo de la piel.
“En Cúcuta coloqué implantes en genitales. A varios hombres en el pene y a una mujer en la vagina. Los implantes le dan una textura al pene”.
Se dio a conocer con todas sus modificaciones en Expo Tatto Venezuela 2012 y desde entonces, lo contratan constantemente para que asista a encuentros de tatuadores y modificadores en cualquier país.
Mayo y Junio fueron meses muy movidos para Joaquin, Viajo a finales de mayo a Barquisimeto a una exposición. El 4 de junio regreso a Buenos Aires a otro evento, llego el 15 de junio, estuvo un par de días en Caracas visitando algunos medios locales, y en una importante sesión fotográfica para el grupo perrito callejero, de allí le toco viajar nuevamente a una convención de tatuadores. Mientras viaja aprovecha para tatuar a las personas que previamente han pedido cita, a través de las redes sociales.
Joaquín de Lima nunca pensó que a sus 27 años se convertiría en el hombre lobo de la frontera. Sin embargo, asegura que el motivo que hoy lo tiene como uno de los referentes a nivel mundial de las modificaciones corporales y las suspensiones, no lo deja perder el rumbo que por momentos la fama se empeña en desviar.
Desde que supo que no conocería a su hijo mayor hasta después que este cumpliera 17 años, comenzó a modificar su cuerpo para que otros escribieran su historia. Sueña con el día en que su hijo lo llame por teléfono y le diga que lo localizó, leyendo historias del Hombre Lobo de la frontera que en una muestra de amor, transformó su cuerpo para que su primogénito lo encontrara.
Si se sorprendieron con todo lo que ha hecho Joaquin de Lima este año, no alcanzan a imaginar las sorpresas que vienen para el 2014, año en el que consolidara definitivamente su internacionalización.