En el año 2002 ocurrió exactamente lo mismo, convulsión social, el gobierno provocando a todos los sectores con las leyes habilitantes, la radicalización del proceso mientras que en los medios de comunicación se hablaba de una salida militar como si se tratara de dar el parte sobre el clima. Finalmente, ocurrieron dos salidas militares en menos de tres días, el pronunciamiento de Lucas Rincón el 11 y el retorno el 13 de Hugo Chávez prácticamente en hombros de su hermano y compadre Raúl Isaías Baduel, a quien luego confinaría a un calabozo. La historia tiene que terminar de aclarar que fue lo que realmente ocurrió, pero los hechos demostraron que el 11 de abril atornillo al ex presidente en el poder y fue usado como excusa para profundizar el llamado socialismo del siglo XXI.
Hoy el tema de una salida militar está de vuelta con bombos y platillos. En los principales diarios de circulación nacional, que aún se atreven a publicar información de manera independiente, se escribe sobre el descontento militar y desde el alto gobierno todos los días hay comentarios al respecto. Dice Cabello que si se atreven a dar un golpe serán pulverizados, Maduro cada dos intervenciones se refiere al tema y Jaua, flamante orador de orden el 5 de julio, día donde se conmemora nuestra independencia, tocó el tema señalando que si la derecha fascista y apátrida se atreve a dar un golpe de estado ellos tendrán que llamar a un levantamiento popular para defender los logros de la revolución.
Sobre el espinoso y delicado asunto del ruido de sables haré las siguientes apreciaciones, en primer lugar los golpes de estado lo dan los militares y la oposición venezolana, que va para 15 años fuera del poder central, no tiene ninguna injerencia directa sobre el tema militar, de hecho, Hugo Chávez reformó la legislación sobre el tema de los ascensos para eliminar la opinión del poder legislativo en el mundo militar y que todo el poder de decisión quedara concentrado en manos del presidente de la república, con lo cual las acusaciones de Maduro, Jaua y Cabello de supuestos intentos de golpes parecieran ir dirigidas más a facciones de poder dentro del PSUV que sí tienen relación directa con el mundo militar. Es decir, el argumento de que la oposición es golpista o está en capacidad de dar un golpe es totalmente falso y con su uso se amenazan unos a otros dentro del gobierno, utilizando la jerga militar, los grupos en disputa dentro del oficialismo se envían mensajes a García camuflajeados en denuncias a la oposición.
Si asumimos que lo anterior es cierto, el llamado que hacen factores “supuestamente democráticos” a una intervención de las fuerzas armadas para resolver la crisis política que atraviesa el país es cuando menos ingenuo y termina llevando la brasa para alguno de los grupos de poder dentro del partido de gobierno. Todos aquellos que de una u otra manera añoran una salida militar pueden estar haciéndole la cama a alguno de los grandes enchufados para que desconecte a otro enchufado y quedarse con el coroto. Hay que tener mucho cuidado con andar levantando demonios que después no se puedan controlar y echen por la borda lo construido pulso a pulso por la alternativa democrática. Puede que sea cierto que es desesperante esperar que una nueva y solida mayoría social le pase por encima a estas instituciones de cartón piedra rojas y mediante un proceso de consulta popular libere al país del caos y la sensación de amoralidad generalizada en la cual nos encontramos, pero les garantizo que buscar atajos es mucho peor y puede hacer retroceder las luchas democráticas a niveles insospechables.
Estoy totalmente convencido que Maduro sueña con un intento de alzamiento militar y que inclusive es capaz de simularlo, como ya lo ha dejado entrever José Vicente Rangel, para lograr la legitimidad tan cuestionada con los resultados del 14 de abril así como por su pobre desempeño al frente del ejecutivo nacional. Recuerden que los Castro tuvieron en Bahía de Cochinos la excusa para mantener esclavizado al pueblo cubano por más de 50 años y ellos deben estar aconsejando a Nicolás fabricarse su propia “bahía”, frente a lo cual los demócratas debemos estar atentos y tener claro que muchas veces los atajos conducen a callejones sin salida. La vía electoral, democrática y firme en defensa de los derechos de los más humildes es una fórmula lenta pero segura para salir de gobiernos totalitarios. Mandela dio al mundo un ejemplo en este sentido.
Es probable que en algún momento se puedan agotar las vías electorales, pero eso aún no ocurre en Venezuela y si llegare a suceder, siempre el camino de las soluciones pacíficas y democráticas pero contundentes y radicales , será el más apropiado para resolver nuestras diferencias.
Carlos Valero
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