¿Ya ocurrió la peor hipótesis? : Maduro como copia ridícula del mandamás eterno logra estabilizar su gobierno con la indispensable ayuda de la fracción de Diosdado que es ampliamente mayoritaria entre las huestes rojas y entre los factores con poder factico, militar y financiero del chavismo, y por supuesto cuentan, aunque esto sea lo menos comprendido, con la alcahuetería de la oposición y su portentoso líder de muchedumbres pasivas a las que lleva al matadero de ilusiones electoreras de diciembre 2013 y presidenciales de 2019, como únicas opciones de “lucha”.
Paso a paso, como en terapias de rehabilitación, luego del suicidio político que implicó el frenazo y retroceso opositor suicida del 17 de abril, aceptando de hecho el fraude del 14, los quiroprácticos políticos de la MUD con su ya experto caudillin, nos prometen que estirando primero las piernas daremos el primer paso con las elecciones de diciembre, para rapiñar unas cuotas de sobrevivencia para nuestras clientelas hambreadas y así lograr entonces, con sucesivos progresos, llegar al gran maratón de 2019 con Capriles como Matrix repotenciado, y con el atributo de haber sido un pilar fundamental de la paz y la estabilidad del régimen, que es también suyo, aunque reniegue de él.
La mayoría de los regímenes no se acaban cuando se agotan, muchas veces siguen incluso pudriéndose sobre sus bases. Lo que realmente genera los cambios históricos es que desde el descontento mayoritario surja el poder alternativo de una fracción de la población que cuente, además de una dirección idónea con un programa de ruptura contra ese régimen.
No puede negarse y más bien debemos celebrar el hecho de contar con un referente electoral ampliamente mayoritario, pero si ese eje político no adopta un programa de ruptura con el régimen, más bien se nos transforma en una verdadera calamidad, como ocurre con la MUD y Capriles.
Cuando a muchos amigos incluso les disgusta que uno diga estas verdades elementales es porque perciben lo difícil que es reunir las fuerzas tras una referencia como la lograda en estos años, pero lo que nunca perciben es la capacidad de destrucción de esas mismas direcciones cuando sus fuerzas se colocan al servicio de la estabilidad del régimen que repudiamos, y ese es el caso actual de nuestros “conductores” .
Según la lógica propia de este régimen, ya desahuciado desde la muerte del su fundador y único sostén los cauces de diálogo, para poder alcanzar logros visibles usando sus componendas, se hicieron transitoriamente difíciles de viabilizar debido a la falta de concurso de la llamada oposición, y como esta no ha había ayudado lo suficiente o de forma explícita hacía ese objetivo en estos meses, entonces la apalean con cuotas añadidas de agravios y amenazas, hasta que terminen de entrar por el redil y se resignen a ese tránsito de capitulaciones que tiene muchos más abogados y ponderadores comparados con la legión de los que siguen reacios a arrodillarse.
Por ahora nadie, aunque ya sea su meta de dirección opositora, pronuncia la palabra prohibida: 2019, que ya se definió en la intimidad del cogollo MUD como el año del nuevo gran objetivo, del renovado plan de esperas infinitas de nuestros guías, como el talismán de nuestras desgracias continuadas, el bálsamo de Maduro, la agonía de nuestros jóvenes dispuestos a irse al exilio, o entregarse y formar parte de la tropa de imbéciles que a cambio de comer entonan los rezos políticos encomendados al comandante eterno.
Si no son esas las opciones, solo queda la adoptar la modalidad rápida, más fácil y asequible de hacerse de medios de vida: la economía ligada al delito, agremiándose con algún tipo de tráfico o latrocinios, de los que se ocupan por lo menos al 20 % de los venezolanos.
Hasta este degredo de opciones nos ha llevado la estupidez política y la falta de coraje de unos estafadores, que resolvieron asumir tramposamente nuestras banderas para poder traicionarlas mejor.
Lo diré más claro aún: nada importante ocurrirá mientras desde nuestro campo una vanguardia numerosa no tome conciencia plena sobre que no puede seguir cayéndonos encima esta maldición de la democracia a la chavista, que subordina las ilusiones y resignaciones colectivas a la manipulación de sus penurias económicas.
Y así será mientras el voto de un obrero consciente valga igual al de un acomodaticio patán buscador de favores, mientras la opinión de un empresario esforzado y productivo valga igual al de un parásito y corrupto gestor de empresa de maletín y mientras sean comparables, en la tabula rasa del llamado sufragio universal, el voto de una rezandera con el ejercido con voluntad de lucha y organización de una mujer militante que impulse la causas más duras y complejas de su época.
Ya sé que el mito más corrientemente aceptado es el consentir que la democracia tiene sus costos y sus largos aprendizajes, pero seguiré imaginando que con un liderazgo lúcido los tiempos pueden abreviarse considerablemente, si desde la elite económica y cultural del país se emula a las naciones desarrolladas, para evitarnos recorrer sus largos trechos históricos saturados de colosales estupideces como las son el totalitarismo, la anarquía y las guerras.
Y hete aquí que aunque no lo admitamos fácilmente estamos ante nuestro principal problema: nuestro karma histórico es que a lo largo de décadas hemos carecido de una verdadera elite que fuese distinta a estos rapiñadores de oficio, a los alcahuetes del latrocinio de los dineros públicos y a toda clase parásitos a tiempo completo de la renta petrolera.
Porque la más estricta verdad, es que aquí lo que ocurrió durante estos tres últimos lustros es que una nueva elite de pacotilla tan rapiñadora como la anterior, pero agregándole su incultura y su ordinariez de métodos, terminó por hacer lo mismo con la riqueza nacional: un botín a repartir.
La MUD representa la vieja elite e incluso la sinergia ya no disimulada con sectores de la llamada boli burguesía chavista, su máxima aspiración es que la dejen colearse en este régimen y mientras tanto el país deberá esperar a que les dé gana hacer intolerable la permanencia de este desgobierno.
La lucha política se haría más sencilla de comprender y los alineamientos fuesen más nítidos si cada cual admitiera sin disimulo sus verdaderas intenciones.
La MUD no se atreve a decirnos, por ejemplo, que quieren llevarnos hasta el 2019, porque si lo dijeran claramente muchos ya se mostrarían dispuestos a abandonarles y a emprender la lucha frontal por terminar cuanto antes sus imposturas y su complicidad abierta con este régimen de oprobio.