A la hora de salir de nuevo a la conquista las quejas de muchas mujeres hacia los hombres se multiplican. Ellas repiten: “no se quieren comprometer”, “seducen, prometen, y después te plantan”, “solo piensan en ellos y en salir con sus amigos”. Y ni hablar en el terreno sexual: “si avanzamos vamos muy rápido, si esperamos somos demasiado apocadas”. “¿Quién entiende a los hombres de hoy?”, dicen con mezcla de bronca e impotencia.
Ellas eran las imprevisibles, no los hombres. Ante este panorama confuso para algunas, para otras desolador, hay que buscar alternativas que les de consuelo, y si es posible, calme la vivencia de decepción. Los amores del pasado… ¿Son una opción?
Amigas del presente
Cuando una mujer vuelve a estar sola el grupo de amigas funciona como una red de solidaridad y contención. Siempre habrá palabras de aliento e infinidad de historias que hablan el mismo idioma de la desilusión. El café entre amigas suele resultar un espacio de confesión de los aciertos y errores que tiene toda relación, haciendo especial hincapié en las nuevas conductas masculinas.
Pero hay cosas que no se cuentan para no escuchar las reprimendas de los pares. Confesar que se llamó al ex para pasar una noche de sexo suele ser juzgado por sus iguales como un acto de debilidad.
Los amores del pasado
Las mujeres que buscan al ex para tener sexo se amparan en el argumento de la “falta de hombres” o en los comportamientos histéricos que despliegan los varones con el fin de seducir y tener sexo sin avanzar más allá (aunque en el cortejo la labia aluda a todo lo contrario). “Antes de escuchar la sarta de mentiras prefiero volver a lo seguro”, dicen persuadidas.
Sin embargo, ellas tienen algunas premisas para no sufrir o ser presa al otro día de culpas y autoreproches: saber que el ex todavía está “enganchado”, convencerse que sólo será para tener sexo, intentar dejar claro el propósito del encuentro, no permitir extender el encuentro a varios días, coartar todo intento de ir más allá. A veces, los imperativos para no sufrir ni generar expectativas se sostienen sin indulgencia. Hay que estar seguro de lo que se quiere para no generar confusiones ni culpa por sentir que se está “usando” al otro.
Causas y consecuencias
En algunos casos el enganche sexual que tuvo la pareja supera los motivos de la separación. Necesitan verse para reproducir la intensidad sexual de otros momentos. Otras historias revelan que la “falta de hombres” dignos de atención y compromiso son meras excusas que encubren la necesidad de un período de transición hasta la separación total. Parecería que la vuelta al ex actualiza el dicho “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Quizá lo malo no era tan malo, ni tan bueno lo que viene después.
En el mejor de los casos la experiencia del reencuentro “con condiciones” sirve para revalorizar lo vivido y para integrar los aspectos negativos y positivos que tuvo el vínculo. En los peores casos (por el sufrimiento que conlleva) poco o nada del convencimiento inicial queda en pie. El rescate de lo positivo de la relación pasada queda sepultado por reproches, agresiones, nuevas mentiras, etc. Y como cierre una “encamada” feroz, preámbulo para un futuro nuevo encuentro.