¿Hay una forma mejor de mejorar el aspecto de nuestras manos, lucir una bonita manicura y abandonar un mal hábito?
El hecho de que nos comamos las uñas no significa que las tengamos que llevarlas de un modo desastroso, de echo, unas uñas mordidas en la mayoría de los casos, transmiten una falta de higiene total por nuestra parte. Por ello, intentaremos realizarnos una manicura fácil y rápida, que proporcione otra imagen a nuestras manos y de paso, puede que olvidemos esa mala costumbre.
Pasos para realizar una buena manicura de uñas mordidas
Lo primero de todo, debemos limar bien los picos que nos salgan de uñas rotas, cortaremos los padrastros, aplicaremos un poco de vaselina en las cutículas y dejaremos actuar un par de minutos.
Las cutículas protegen nuestras uñas, por eso no debemos cortarlas, sino empujarlas hacia el nacimiento de la uña. Las uñas mordidas normalmente tiene una cutícula muy amplia que cubre gran parte de la uña, esto sucede por la acción de la saliva en nuestras uñas que acelera el crecimiento de ésta.
Una vez hayamos dejado actuar la vaselina empujaremos con ayuda de un palito de naranja la cutícula como hemos indicado antes.
Podemos utilizar una lima para alisar la superficie de la uña, para ello elegiremos una que sea específica para ello, ya que no queremos destrozarnos la uña. Las hay muy baratas en cualquier tienda de cosmética, droguería o en el mismo supermercado.
Puede que la primera vez, no nos atrevamos a lucir un color muy llamativo en nuestras uñas, porque lo último que nos apetecerá es que todo el mundo vea nuestras uñas deformadas en rosa fluor, para ello elegiremos colores suaves, como un nude o un rosa palo clarito.
Trucos para las uñas mordidas
Si el truco de pintarnos las uñas no nos convence para dejar de morderlas, podemos añadirle un toque final. Una vez que ya hayamos aplicado el color, dejamos secar y aplicaremos una capa de mordex. El mordex es un potente esmalte incoloro que proporciona un leve brillo a nuestras uñas y además de mantenerlas protegidas, las alejará de nuestra boca, ¡sabe a rayos!