El británico Chris Froome, que hoy cruzó la meta de la última etapa del Tour de Francia con el maillot amarillo, afirmó que “la palabra felicidad no es suficientemente fuerte para expresar” su sentimiento, informa EFE.
“Creo que voy a necesitar mucho tiempo para darme cuenta de que este sueño es realidad”, afirmó el ciclista del Sky que estuvo acompañado de su novia Michelle Cound.
El británico dedicó el triunfo a su madre, fallecida dos semanas antes de que el ciclista debutara en su primer Tour en 2008: “si hubiera estado aquí, estaría orgullosa”.
Froome afirmó que “ha sido una edición extraordinaria del Tour” y agregó que “la llegada nocturna de la última etapa la convierte en perfecta”.
El ganador del Tour número cien señaló que tuvo dudas “cada día” y que se marcó en cada etapa “desafíos” para “poder llegar al final”.
El ganador se refirió también a las dudas que pesan sobre él por dopaje y, aunque las consideró “lógicas por el pasado que ha tenido este deporte” reiteró su limpieza.
“Dada la historia reciente de este deporte sabía que el maillot amarillo iba a estar sometido a dudas, y estaba preparado. Todo el pelotón está muy controlado”, comentó.
Desde el podium de los Campos Elíseos, donde recibió el maillot amarillo de parte del belga Eddy Merckx, del francés Bernard Hinault y del español Miguel Indurain, los tres pentacampeones vivos, Froome agregó: “He aquí un maillot amarillo que resistirá a la prueba del tiempo”.
El director del Sky, Dave Brailsford, aseguró que Froome es “la cabeza visible de la nueva generación de ciclistas que no ha vivido con dopaje y que auguran un futuro brillante”.
“No hay dudas sobre su victoria, todo está muy claro, no tengo ninguna duda de que el ciclismo ha superado una etapa de transición”, dijo el responsable de la formación británica que logró su segundo Tour consecutivo, tras el ganado el año pasado con Bradley Wiggins.