El 2 de febrero de 1989 tomó posesión Carlos Andrés Pérez como Presidente en un fastuoso evento que popularmente fue conocido como “La Coronación”. No se trataba de un gobierno desacreditado como el actual, ni de un líder ilegítimo como Maduro. “El gocho” no se había robado las elecciones, al contrario venia de un triunfo contundente y poseía una legitimidad absoluta que lo hacía acreedor de una fortaleza política excepcional. Sin embargo, nadie pudo advertir, ni siquiera imaginar que 25 días después se produciría un estallido social que se conoció posteriormente como “El Caracazo”. Para entonces el MBR200 era socialmente inexistente como consta a la izquierda democrática venezolana, ninguna fuerza política estaba detrás, el 27F fue una manifestación espontánea producida a partir del hastío de buena parte del país -no hacia un gobierno que apenas iniciaba- sino a muchos años de corrupción, ineficiencia y exclusión, causas que sin duda están hoy exacerbadas.
El aumento de la gasolina fue el detonante pero el 27F fue una respuesta al agotamiento del modelo y de un liderazgo que no respondía a las expectativas de la población, aunque ganaba elecciones. Quienes actualmente ejercen el poder justificaron los golpes de Estado (4F y 27N) por la corrupción imperante para el momento, la cual ahora se ha hecho obscena e inocultable. Pero la corrupción no fue más que una excusa, en su momento hasta Fidel Castro fue solidario con CAP, denunció el rasgo militarista y la naturaleza despótica del golpe. Explicar aquellos golpes como una rebelión popular absolutamente justificada es un extraño razonamiento para quienes ahora criminalizan la protesta.
En este contexto, veamos la realidad. ¿Sabrá “El Ilegítimo” lo que significa su llamado a la “rebelión” contra Henrique Capriles? Si él hace esa convocatoria, también puede considerarse legítimo un llamado a la rebelión contra Nicolás Maduro. ¿O es que algunos tienen derecho a la rebelión y otros no? ¿Una rebelión es buena o mala, dependiendo de quién sea la víctima? ¿Y la Constitución? Toda esta manipulación permanente es muy peligrosa, sobre todo para el gobierno. No importa si los “Los enchufados” califican como golpistas a la disidencia democrática del país -aquí todos sabemos quienes han protagonizado golpes de estado y aun hoy llaman a la “rebelión”- lo preocupante es que tantas mentiras, tantas decepciones, la ilegitimidad de Nicolás y la irresponsabilidad de la cúpula podrida que gobierna pueden dar al traste con la paz que la mayoría del país anhela.
Twitter: @richcasanova
(*) Dirigente Nacional Avanzada Progresista / Colegio de Ingenieros de Venezuela.